Ha llegado a nuestro poder el anexo al número X de la revista Zaragoza (correspondiente a 1959), que editaba la Diputación Provincial. Aunque tenemos toda la colección completa, no habíamos advertido la falta de este anexo, dedicado a las Bibliotecas Públicas de la provincia, uno de cuyos artículos hacía referencia a la de Borja.
El artículo sin firma pero que, muy
probablemente, fuera escrito por su director, estaba ilustrado con esta imagen
que ya dimos a conocer en un artículo sobre la que fue la primera biblioteca pública
de nuestra ciudad, aparecido en este blog en diciembre de 2016.
En 1942, no mucho después de que fuera inaugurado el parque
de Borja, se decidió construir en el centro un kiosco, destinado a bar y a las
actuaciones de la Banda de Música Municipal. Era Alcalde D. Pascual Sorrosal y
encargó el proyecto al arquitecto D. Joaquín Maggioni Castellá (1899-1970), que
lo presentó en junio de 1942. Fruto del mismo fue la bonita construcción que
muestra esta imagen en donde se estableció la cafetería “La Gala”, de la que ya
hemos hablado en ocasiones anteriores.
Más tarde. Siendo Alcalde D. Jesús Pellicer Bernal, se
procedió a una completa remodelación del mismo, dando lugar a este edificio de
características completamente diferentes, donde se instaló la primera Biblioteca
Municipal. No podemos afirmar con rotundidad que fuera la primera pública, dado
que, en cierto sentido, existían con anterioridad las de la Casa del Congregante
y otra, con menor número de fondos, en las Escuelas.
Lo que no existía era una biblioteca de titularidad municipal, a pesar del interés del Ministerio de Educación Nacional por cubrir las necesidades de esta zona de la provincia, con bibliotecas establecidas en Tarazona, Borja y Mallén.
Para que la de nuestra ciudad pudiera
llegar a convertirse en realidad hubo que vencer las dificultades de encontrar
un local adecuado, aunque finalmente fue aceptado el que ofreció el
Ayuntamiento, en el quiosco, que había despertado ciertas reticencias por su
ubicación “un tanto excéntrica” del casco urbano.
Finalmente, pudo ser inaugurada el 12
de diciembre de 1955, con el nombre de Biblioteca Pública Municipal de Borja
“Carlos Sánchez del Río” con el que se quiso rendir homenaje a uno de los
borjanos más ilustres, catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Zaragoza
y alto funcionario del Ministerio de Educación Nacional, desde donde prestó un
decidido apoyo a todas las iniciativas que partían desde aquí.
Estuvo presente en el acto de inauguración
que fue presidido por el Gobernador Civil D. José Manuel Pardo de Santayana, al
que acompañaban el Presidente de la Diputación Provincial D. Antonio Zubiri
Vidal y la corporación municipal en pleno, con el nuevo Alcalde que, desde el
16 de mayo de aquel año era D. Agustín Aperte Arcega.
Como primer director de la biblioteca
fue nombrado D. Guillermo Ezquerra Coronel, un benemérito profesional de la
Enseñanza que desarrolló una ingente labor en aquel luminoso espacio de 57,50
metros cuadrados con tres grandes mesas
para lectura y 14,50 metros lineales de estanterías que, inicialmente habían
albergado 765 volúmenes y cuatro años después llegaban a 1.572.
Es importante señalar que la gestión estaba
encomendada a un Patronato o Junta Rectora, presidida por el Alcalde, pero de
la que también formaban parte personas ajenas al Ayuntamiento. En concreto,
durante los primeros años estaba integrada por D. Santiago Alberto (farmacéutico),
D. José María Villafranca y D. Plácido Galán (ambos maestros), D. Jesús
Pellicer (antiguo Alcalde), D. José Molina y D. Luis Litago (funcionarios
municipales) y, como Tesorero, D. Ángel
Ruiz Gutiérrez (director de la sucursal del Banco Central.
La biblioteca contaba con socios que, abonaban
una pequeña cantidad para acceder al préstamo y es muy llamativo el hecho de
que, en 1959, registró 11.530 préstamos, cifra sensiblemente superior a la de
otras bibliotecas que, en aquellos momentos existían en la provincia.
Más tarde se hizo cargo de la
biblioteca D. Francisco Domínguez Pablo que, hasta su fallecimiento en 1975,
hizo de ese lugar un especial instrumento de dinamización. Lamentablemente, la
biblioteca terminó cerrada, dando origen a un vacío cultural que resultaba
inexplicable.
Finalmente, cuando fue reabierta en los
locales en los que ha permanecido hasta ahora, fue dedicada a D. Honorato
Castro Bonel, otro ilustre borjano, catedrático de la Universidad Central y
relevante político republicano.
Haciendo buena la antigua locución latina
“Sic transit gloria mundi”, la memoria de D. Carlos Sánchez del Río Peguero se
perdió y desapareció el único recuerdo que le había dedicado su ciudad natal
que, tampoco, dispensó el más mínimo reconocimiento a su hijo D. Carlos Sánchez
del Río Sierra, sin duda alguna el científico español más relevante del siglo
XX, nacido en Borja, que desempeñó puestos tan importantes como la Dirección
del CSIC o la Presidencia de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y
Matemáticas de España, siendo el introductor de la Física Nuclear en nuestro
país, desde su labor como catedrático de la Universidad Complutense y miembro
de la Junta de Energía Nuclear, entre otras muchas cosas.
Afortunadamente, los retratos de ambos
ilustres borjanos son honrados en la sede de nuestro Centro, del que fue Presidente
el primero y relevante Consejero el segundo, donándonos su biblioteca privada y
archivo.
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