Finalizada la reseña de aquellas revistas que habían quedado atrasadas, como consecuencia de la interrupción de nuestra línea telefónica, iniciamos hoy el comentario acerca de un lote de publicaciones que nos ha remitido, mientras tanto, la Institución “Fernando el Católico”. En él se incluyen dos números de Cuadernos de Aragón.
El número 85 está dedicado a la
desaparecida localidad de Ruesta. Ruesta vive. Memoria oral de un pueblo junto
al pantano de Yesa, es el título del trabajo de Félix A. Rivas, el
historiador al que la CGT le encargó la realización de un inventario del
Patrimonio de esa localidad.
Algún lector habrá podido plantearse el
motivo de la relación de un sindicato como la CGT con un antiguo municipio
aragonés y, por ello, conviene recordarlo. Ruesta fue abandonado en 1965, tras
la expropiación de sus tierras, por parte del Estado, para ser anegadas por las
aguas del pantano de Yesa.
El casco urbano, a pesar de su valor
histórico y cultural, fue sumiéndose en la ruina, hasta que, en 1992, la
Confederación Hidrográfica del Ebro lo cedió a la Confederación General del
Trabajo que creó allí un albergue y, entre otras cosas, un auditorio que lleva
el nombre de Ramón Acín.
Más recientemente, la propia CHE ha
llevado a cabo acciones de restauración en dos ermitas de la localidad que
merecieron un importante premio, como comentamos en este mismo blog, al mismo
tiempo que hablamos de los innovadores planteamientos para mantener las ruinas
de Ruesta.
La obra que estamos comentando, se basa
fundamentalmente en las entrevistas que el autor mantuvo con antiguos
habitantes de la localidad y sus familiares. Es, por lo tanto, la plasmación de
los recuerdos vivamente mantenidos de la historia local y de ese conjunto de
tradiciones que conforman la realidad viva de un municipio. Datos interesantes,
con las limitaciones que siempre impone la oralidad y la lógica distorsión de la
memoria del pasado.
El libro o revista lleva fecha de 2021
y está prologado por el anterior Secretario General de la CGT José Manuel Muñoz
Póliz.
El Cuadernos número 86 recoge los Dances
y auroras de Vera de Moncayo y su autor es José Ángel Monteagudo Martínez
que, en esta misma colección, ya había publicado otro estudio con el título Vera
de Moncayo. Memoria histórica y hasta había realizado una incursión en la
novela histórica con Oruña, en referencia al poblado de la II Edad del
Hierro que hay entre Vera y Veruela.
Está prologado por Jesús Cancer Campo,
un investigador que ha dedicado especial atención al dance aragonés, reflejado
en varios trabajos sobre el mismo. Del de Vera señala algunas peculiaridades
como el hecho de que esté dedicado a los Patrones de la localidad que, a diferencia
de otros lugares (con menor número) son cuatro: la Inmaculada, San José, la
Virgen de Veruela y Santa Brígida.
Sobre esos cuatro dances, el autor de
la obra ofrece amplia información, así como del paloteado, incluyendo las partituras.
Las letras de las mudanzas, la indumentaria, la recuperación de los años 80,
junto con fotografías, constituyen diversos apartados del libro, en el que también
se hace referencia a las auroras. Entre todos los capítulos nos ha interesado
especialmente el referido al análisis de un conocido dibujo de Valeriano Bécquer
que representa a un “paloteador”, sobre el que se han formulado diversas hipótesis
acerca del municipio al que pudo pertenecer. El autor se decanta por su
localidad a la que relaciona también con otra obra de Valeriano Bécquer “El presente”
que suele asociarse con Litago.
El trabajo de José Ángel Monteagudo
constituye una nueva e importante aportación a la historia de una localidad que
ha tenido suerte, pues ya, en el pasado, fue objeto de un meritorio estudio por
parte del, entonces, jesuita y luego catedrático de Geografía, D. Eusebio
García Manrique, que llevaba por título Vera de Moncayo. Un municipio del
Somontano ibérico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario