El Instituto de Estudios Riojanos prosigue con su incansable actividad editora y con se excelente distribución de sus publicaciones que posibilita el que nos lleguen con puntualidad, como ha ocurrido ahora con la magnífica obra de Francisco Javier Díez Morrás, que lleva por título El nacimiento de la provincia de Logroño. Hacia la construcción de La Rioja contemporánea.
El autor, del que ya conocíamos otros
importantes trabajos anteriores, estudia en las cerca de 800 páginas de este
libro el proceso de creación de lo que, inicialmente, fue una provincia hasta
su configuración como comunidad autónoma.
Precedidos por un prólogo del Dr. D.
Ignacio Fernández Sarasola, Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad
de Oviedo, y de una introducción, la obra se estructura en 7 capítulos, en los
que se abordan las siguientes cuestiones:
“La Rioja: origen de una región,
delimitación de un territorio”; “La Real Sociedad Económica de Cosecheros de la
Rioja castellana y la articulación del territorio riojano”; “Guerra de la
Independencia: La Rioja fragmentada”; “La Rioja en la configuración del nuevo
Estado”; “La Rioja existe: los primeros pasos hacia el nacimiento de una provincia
constitucional (1813-1819)”; “El decisivo impulso del Trienio Liberal: La
Rioja, provincia de Logroño”; y “Proceso hacia la definitiva provincia de Logroño
de 1833 y otros proyectos de reforma”.
Incluye también un anexo sobre “Metodología
de la cartografía histórica y aportaciones al estudio de la división provincial
del siglo XIX”, que firma Javier Zúñiga Crespo, y otro anexo con las biografías
resumidas de, 286 personajes.
También hemos recibido la obra de Julio
José Ordovás, Castigado sin dibujos, que acaba de editar Xordica con el
número 108 de su colección Carrachinas.
El autor, varios de cuyos libros han
sido publicados por esta editorial, nos ofrece las memorias de su infancia, en
Almonacid de la Cuba, a través de una atractiva serie de relatos que se leen
con enorme facilidad y, a través de los cuales seguimos aquellos años
inolvidables por las áridas tierras del entorno de Belchite, con las pequeñas
travesuras que eran castigadas sin poder ver las series de dibujos animados de
la televisión, a lo que hace referencia el título.
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