Sobre el pasado islámico de Maleján

 

         Es conocido el hecho de que la actual localidad de Maleján fue, en su origen, una quinta de recreo levantada, en el entorno de Borja por Abú Yaáfar al-Muqtádir, de la dinastía de los Banu Hud, que fue el monarca que llevó a la taifa zaragozana a su máximo esplendor.

         Allí, sobre un altozano situado a orillas del Huecha, construyó un hermoso palacio, rodeado de jardines (antes de que mandara edificar la Aljafería), ricamente decorado, como lo demostraba ese magnífico arco del que solo se conoce su imagen, a través del dibujo publicado en la revista Alrededor del mundo (en su número 18, en 1899), ya que fue brutalmente destruido en época contemporánea por el propietario de la casa en la que se encontraba.

         Acerca de él se han publicado diversos trabajos, destacando los del Prof. Cabañero, para quien  dicho arco pudo estar ubicado en el acceso a un oratorio, aunque para el Dr. Aguilera Hernández corresponde a la mezquita, opiniones que no son contradictorias. En cualquier caso se trataba de una manifestación artística de suma importancia, correspondiente a una época en la que, superado el arte califal, se iba a producir una expresión del arte hudí tan relevante como la Aljafería que, como hemos comentado, mandó construir el mismo monarca, y de la que el palacio de Maleján fue un precedente.

         Aquel importante palacio quedó sumido en el olvido, bajo las nuevas edificaciones que ocuparon los moriscos, inicialmente, y los cristianos después, por lo que, aparentemente, el único resto visible es este muro situado en el número 3 de la calle Alta.

         Ahora, un lector de nuestro blog nos ha llamado la atención sobre otros restos de los que no nos habíamos percatado y que pueden verse en la imagen que nos ha facilitado que, aunque no es de gran calidad, sí permite apreciar los sillares que conforman lo que parece un torreón.

         Es necesario, por lo tanto, llevar a cabo un estudio riguroso sobre el pasado de Maleján, dado que es imposible que de una obra tan significativa como la comentada, no hayan quedado más restos. Este torreón, si se confirma su origen islámico, pudo formar parte del complejo de aquella quinta de recreo, de la que el futuro puede depararnos nuevas sorpresas.