Ayer, aún podía verse en la calle Coloma el cable telefónico cortado durante las labores de desescombro de la casa hundida, lo que nos mantuvo incomunicados durante cerca de tres semanas, como todos nuestros lectores saben.
El problema, aparentemente, se resolvió
mediante un by-pass por la fachada lateral del palacio de los Navascués.
Gracias al mismo, pudimos volver a comunicarnos y poner fin a ese inexplicable
bloqueo al que habíamos estado sometidos.
Pero, la alegría por la supuesta vuelta
a la normalidad, se ha tornado en preocupación cuando hemos podido constatar
que siguen interrumpidas otras líneas de la Casa de Aguilar que, por
corresponder a elementos sensibles, no teníamos controladas.
Como ya nos cansamos de luchar contra
los “elementos” hemos puesto el caso en conocimiento de los responsables de comunicaciones
de la DPZ para que sean ellos los que intenten resolver este problema, especialmente
delicado, que parece no tener explicación en una sociedad avanzada.
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