Ayer hicimos referencia al mausoleo inaugurado en el cementerio civil de La Coruña, el 9 de noviembre de 1944 un mausoleo para reunir los restos de una serie de marinos y aviadores alemanes enterrados en otros cementerios del norte de España, bajo la inscripción “Hier Rugen Deustsche Soldaten” (Aquí yacen soldados alemanes). Pero, junto con los 12 marinos de los que ofrecimos su identidad, también reposaron junto a ellos 12 aviadores a los que hoy nos vamos a referir, aunque los restos de todos ellos fueron trasladados al cementerio militar alemán de Cuacos.
Tres de ellos formaban parte de la
tripulación de un aparato Ju-88 C-6, que el 20 de agosto de 1942 fue
derribado por un Lancaster de la RAF en las proximidades de Punta
Langosteira (La Coruña). El avión estaba destacado en Francia, como refuerzo a
la Kampfgeschwader 40 (KG 40) fue un ala de la Luftwaffe que, entre otras
misiones, era la principal unidad de patrulla marítima.
El avión partió se su base, en compañía
de otro Ju-88, al tener noticias de que un Lancaster británico estaba atacando
al mercante alemán Weserland, en las proximidades de la costa española. Su
dotación estaba integrada por el teniente Adolf Wilhelm Runge, como piloto; el
Cabo 1º Franz Müller como observador; y el Sargento Fritz Streng, como operador
de radio.
A la altura de Malpica interceptó al
avión inglés, con el que se enfrentó, provocando su derribo, pero, a
consecuencia de los impactos que había recibido el aparato alemán, terminó
estrellándose cerca de Ponta Langosteira, muriendo todos sus tres tripulantes.
Según las informaciones que hemos encontrado
en páginas de información gallegas, el cadáver de Müller llegó ese mismo día a
la playa de Carballo, mientras que el piloto Runge fue recuperado, el 3 de
septiembre, por el pesquero Dos Hermanas, en Orzán. Al otro tripulante
se le da por desaparecido, pero hay datos incontestables de que su cadáver
estuvo en el mausoleo de La Coruña y, actualmente, en Cuacos, como muestra la
imagen.
De acuerdo con lo reseñado en sus
cruces, Fritz Streng había nacido 6 de octubre de 1921 y tenía 21 años en el
momento de su muerte. Adolf Runge había nacido el 25 de febrero de 1917 y tenía
25, mientras que Franz Müller tenía 23, pues había nacido el 2 de octubre de
1918.
El 21 de noviembre de 1943, 25 aparatos
He-177, atacaron al convoy SL139/MKS30, integrado por 66
mercantes, escoltados por buques de guerra. Aunque fueron atacados por
submarinos alemanes, durante varios días, no lograron hundir ningún mercante.
Tan sólo un buque de escolta sufrió daños, a costa del hundimiento de dos
submarinos. Cuando el convoy estuvo al alcance de los aviones estacionados en
Francia, despegaron los He-177, dotados con una nueva arma el misil
guiado Hs 293. Logrando hundir un barco y dañar seriamente a otro.
Uno de esos aparatos era el He-177
A-3/R-3, Wnr. 535443, que fue alcanzado por la artillería antiaérea del HMS
Calder (349) y código F8+BN del 5/Kg40 resultó dañado, una fragata de la
clase Captain que había entrado en servicio el 15 de julio de ese mismo
año. El avión terminó cayendo al norte
de Cabo Ortegal, falleciendo sus seis tripulantes que eran: El piloto teniente
Herbert von Berg; el brigada Alfred Büthe; y los sargentos Alfred Hartmann,
artillero; Georg Hippe, mecánico; Josef Pelters, radio; y Willi Stegner. Solo
se recuperaron los cuerpos de cuatro de ellos, siendo dados por desaparecido el
piloto y el radio Josef Pelters.
Tras su paso por La Coruña, sus restos reposan ahora en Cuacos. De acuerdo con lo que se menciona en sus tumbas, Willi Stegner nació el 5 de julio de 1921, por lo que en el momento de su muerte tenía 21 años; Alfred Böthe había nacido el 4 de octubre de 1919 y tenía 24 años. Alfred Hartman había nacido el 5 de enero de 1922 y tenía 21 años y George Hippe nació el 25 de junio de 1922, por lo que también tenía 21 años.
El 15 de mayo de 1943, un Ju 88D-I,
perteneciente a la Unidad de Reconocimiento “Wekusta 51”, con base en
Francia (cuyo distintivo era el que aparece en la foto), se perdió en aguas del
Atlántico Norte, por causas desconocidas.
Formaban parte de su tripulación Paul
Schreiner, Otto Wülker; Willi Breunicke y Fritz Müller. Sólo el cuerpo de este
último pudo ser recuperado por un pesquero español, siendo enterrado
inicialmente en el cementerio de la parroquia de San Salvador de Rebordelos, de
donde fue trasladado a La Coruña y finalmente a Cuacos.
El 20 de julio de 1942, el tripulante
de un aparato Ju-88 C6a, perteneciente al Kampfgeschwader 40 (KG 40),
protagonizó una heroica actuación en el transcurso de un combate con dos Wellington
británicos (HX423 y HX518), a 20 millas de las islas Sisargas.
El avión alemán iba pilotado por el teniente Karl Stoeffler, llevando como observador a August Möller y como artillero a August Werner. En primer lugar, se enfrentó al Wellington HX518 al que derribó. Continuó después con el HX423, del que recibió una serie de impactos que provocaron la muerte inmediata del piloto y del observador. Fue entonces cuando el artillero Werner abandonó su puesto y se colocó a los mandos del aparato y, a pesar de los daños sufridos, logró amerizar. En su ayuda acudió el pesquero español San Antonio de Padua, que había presenciado el combate. Al llegar a la zona, encontraron a Werner en una balsa, sujetando los cadáveres de sus dos compañeros.
Tras rescatar a Werner, que estaba
herido, intentaron subir a bordo a los dos cadáveres pero, en una mala maniobra
el del piloto Stroeffler volvió a caer al agua y se hundió. Solo pudieron
introducir en el pesquero el de Möller, que finalmente terminó en Cuacos donde,
en su cruz de indica que había nacido el 2 de julio de 1915.
Finalmente, queremos mencionar a otros tres aviadores, cuyos
cuerpos también estuvieron en La Coruña. Eran Georg Esch, Karl-Friedich
Winkelmann y Fritz Mayerhofer.
Eran miembros de la tripulación de un Ju88 (Wnr 360116) que el 24 de marzo de 1943 se estrelló a 25 millas de La Coruña cuando participaba, junto con otros aparatos, en la búsqueda del U-665. Una mala maniobra hizo que impactase contra la mar. En principio, sobrevivieron los tres tripulantes y, en un primer momento, los alemanes intentaron acudir en su ayuda, saltando en paracaídas. Finalmente cuando llegó el rescate por mar habían fallecido y sus cadáveres, tras pasar por La Coruña, terminaron en Cuacos.
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