En días pasados hemos comentado las
revistas que nos había remitido la Institución “Fernando el Católico”; hoy
iniciamos la reseña de los libros que figuraban en el mismo envío.
Uno de ellos es el que lleva por título La restauración del patrimonio en el siglo XXI, coordinado por los profesores Dª. María Carmen Lacarra y D. Juan Carlos Lozano. En él se reúnen la mayor de las intervenciones que tuvieron lugar en el primer curso programado por la cátedra “Goya” tras la pandemia y que se desarrolló en el mes de noviembre de 2021, incluyendo una visita a las localidades de Ateca y Calatayud.
Estas son las conferencias que se
ofrecen: “La escala territorial de la intervención en el Patrimonio: el Camino
de Santiago como esperanza de vida del entorno de Ruesta” (Sergio Sebastián
Franco); “Intervenciones en el Pórtico de la Gloria” (Ramón Yzquierdo Perrín);
“La restauración de la iglesia de San Nicolás de Valencia” (Pilar Roig Picazo);
“La figura del conservador-restaurador en los museos” (José Antonio Rodríguez);
“La conservación-restauración en la sección de Bellas Artes del Museo de
Zaragoza” (Carmen Gallego Vázquez); “La conservación-restauración del fondo de
obra gráfica del Museo de Zaragoza” (Nerea Díez de Pinos López); “La Diputación
Provincial de Zaragoza en el ámbito institucional de la
conservación-restauración de bienes culturales” (José Ignacio Calvo Ruata); y
“La iglesia de Santa María de Ateca” (Francisco Javier Martínez García).
El otro es Don Alonso de Aragón, un
príncipe con mitra, una excelente biografía que ha escrito el Prof. D. Jaime
Elipe sobre uno de los personajes que, en su momento, ejercieron mayor influencia
y poder en el reino.
Hijo natural del príncipe D. Fernando,
futuro Rey Católico, y de doña Aldonza de Iborra, su biografía que lleva el
subtítulo de “Familia, Iglesia y Política en la España del Renacimiento” nos
ofrece un completo estudio de aquel momento histórico, a través de una serie de
apartados, el primero de los cuales está dedicado a “La familia, fuente de todo
poder”, con especial referencia a los vizcondes de Évol, especialmente relacionados
con nuestra comarca, a través del palacio que mandaron edificar en Fréscano, dado
que la madre de D. Alonso, terminó siendo casada con el titular del vizcondado.
El análisis de la personalidad de quien
llegó a ser arzobispo de Zaragoza, aunque como muy bien señala el autor mucho
antes había sido administrador de la sede, sin haber recibido las órdenes sagradas,
nos ofrece datos interesantísimos y poco conocidos acerca del complicado entramado
familiar (en el que no faltaron también los hijos bastardos), para cuya comprensión,
el autor ofrece una serie de cuadros genealógicos que, en muchos casos,
resultan imprescindibles para seguir el relato.
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