Fue en 1983 cuando se estableció en Borja una Unidad de Desintoxicación de Drogodependientes, con el nombre de Argos Comunidad. Instalada inicialmente en el Palacio de Navascués, en la plaza del Mercado, permitía atender a veinte pacientes, contando para su atención con diez terapeutas, a los que más tarde se unieron otros en prácticas.
Era una entidad privada que contaba con
el apoyo de una Comisión de Ayuda al Toxicómano, con sede en Zaragoza. Financiada,
fundamentalmente, con las cuotas de los propios pacientes, tenían un convenio con
el Gobierno Foral de Navarra, en virtud del cual concedía una subvención mínima
del 50 % del coste total de la terapia a los pacientes procedentes de esa
comunidad. Intentaron, sin conseguirlo, llegar a un acuerdo similar con el
Gobierno de Aragón, aduciendo que era el único centro de estas características
que existía en nuestra comunidad.
En la planta baja del palacio estaban
los talleres, como necesario complemento al proceso de reestructuración de la
personalidad de los pacientes. Los había de cerámica, esmalte, vidriado sobre metal,
mosaico, electrónica, pintura, óleo, fotografía y vídeo. Pero también un taller
de impresión en el que se editaba la revista Argos, cuyo número 0 fue
distribuido en septiembre de 1985. El nombre de la comunidad y de la revista
hacía referencia a la nave Argo que condujo a los argonautas,
capitaneados por Jason, en busca del vellocino de oro
Era una revista de cerca de 50 páginas,
de la que conservamos desde el número 0 al 17 (de julio de 1988) salvo los
números 4, 6, 7 y 8. Sus contenidos iban dirigidos tanto a los propios
pacientes como a sus familiares y, de manera especial, a las personas que quisieran
contribuir al mantenimiento del Centro. Daba noticias de su funcionamiento y
ofrecía testimonios de quienes habían logrado superar su crisis, junto con colaboraciones
literarias, páginas de humor y reflexiones filosóficas.
Conservamos también el calendario que distribuyeron
para 1986 (puede que hubiera otros), impreso en sus propios talleres, con una
reflexión final importante: “La droga no es la solución. Hay otros caminos. Es
necesario aprender a vivir de nuevo porque puede hacerse. Y cuando se le coge
el truco es divertido…”
De la plaza del Mercado se trasladaron más
tarde a la Torre de Lon, frente a la torre Herrando, donde fueron objeto de una
dura campaña de desprestigio que determinó el que, finalmente, abandonaran
nuestra ciudad. En 1990, se había fundado el centro Pedrosa en Santander, con
el asesoramiento de Argos y, posteriormente, la Fundación Argos creó un centro
de rehabilitación en Urrea de Jalón.
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