El 7 de septiembre de 1885 nació en Ainzón Juan Balaga Royo, jornalero de profesión y Secretario de la UGT de esa localidad. Casado y padre de ocho hijos, tras el inicio de la Guerra Civil fue detenido el 20 de agosto de 1936 y fusilado ese mismo día en Torrellas, junto con otras personas, tres de ellas naturales de Ainzón. Dejó siete hijos huérfanos, el mayor de 26 años y el menor de 7, ya que otros de sus hijos habían muerto a temprana edad.
El 7 de septiembre de 1936
fue fusilado en Novallas Miguel Diago
Borja. Nacido en Bulbuente en 1903, fue elegido Presidente de la Junta
Directiva de la UGT de Borja el 26 marzo de 1932, cargo que desempeñó hasta el
25 de marzo de 1933, siendo reelegido el 10 de marzo de 1934, siendo en esos
momentos miembros de la Junta, los siguientes:
Miguel Diago Borja
(Presidente); Andrés Sancho Aranda (Vicepresidente); Doroteo Lajusticia Jiménez
(Secretario); Juan Zueco Arilla (Vicesecretario); Mateo Sánchez Tabuenca
(Tesorero); Mariano Aznar Ruiz (Contador); y Ildefonso Pintor González,
Celestino Abán Arcos, Saturnino Belsué Ferrández, Inocencio García Sanmartín y
Andrés Tejero Tabuenca (Vocales).
Cesó el 4 de abril de
1936, por lo que, al inicio de la Guerra Civil, no ocupaba cargos de
responsabilidad en el sindicato. Sin embargo, los artículos que publicó en el
semanario Vida Nueva, tuvieron amplio
eco en nuestra ciudad, especialmente el titulado “Borja. Un alcalde modelo”, en
el que criticaba la actuación de D. Ángel Sancho Zaro a la hora de contratar
trabajadores para proceder al arreglo de las calles de la ciudad.
Criticaba también al
ayuntamiento por no haber hecho caso de la solicitud presentada por la UGT para
que se suspendiera una procesión, por considerar que la misma constituía “un
insulto para una República laica y una molestia para el público”, opinión que
hacían extensiva a todas las procesiones de Borja, como demostraron al llegar
al poder municipal.
No obstante, el recuerdo
a estas dos víctimas, al igual que el de otros que venimos publicando, debe
servir como reflexión para que nunca vuelvan a repetirse hechos como estos, ya
que nunca es justificable que una persona sea asesinada por defender sus ideas.
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