El 29 de septiembre de 1522 se produjo un grave incidente en la cárcel de Borja que dio lugar a una auténtica revuelta popular. Se encontraba preso allí un musulmán llamado Mahoma, natural de Torrellas, localidad de la que había sido expulsado por ladrón. Había sido detenido en Borja por el lugarteniente del Justicia, Martín Francés, y condenado a ser ahorcado.
Estaba bajo la custodia
del carcelero Jaime Trasobares, al que el detenido, con la ayuda de otras
personas, consiguió mediante engaño que marchara a Ricla a cobrar unas deudas.
Aprovechando su ausencia, llegaron a la cárcel varios musulmanes, siendo las nueve
de la noche del citado día 29 de septiembre. Atacaron a la mujer del carcelero,
golpeándola así como a una criada que falleció a los tres días, como
consecuencia de las lesiones. También degollaron a una niña de tres años y se
llevaron al detenido al barrio de la Morería, donde le quitaron las cadenas y a
lomos de un asno, conducido por un tal Maimot, lo sacaron de la ciudad hacia la
Muela.
Al amanecer del día
siguiente, cuando la población tuvo noticia de lo ocurrido, se fueron
concentrando numerosas personas que intentaron asaltar y prender fuego a todo
el barrio de la Morería. Lo pudo evitar, con dificultad, el Justicia Bernad de
las Foyas y los Jurados Juan de Erla y Antón de Litago, que abrieron
inmediatamente un procedimiento para averiguar lo ocurrido, deteniendo a varios
musulmanes.
El incidente suscitó un
problema de competencias que obligó al Justicia a acudir al Virrey, a quien le
expuso la necesidad de dictar una sentencia ejemplar que sosegase los ánimos de
la población. Con la conformidad del Virrey, el 4 de octubre se procedió a
ahogar a los llamados Maimot y Zatico, como principales responsables del
asalto. Tras morir, los llevaron en dos asnos por toda la ciudad hasta la plaza
del Mercado, donde permanecieron colgados un día.
Después, se levantaron
dos horcas; una entre el cabezo de la Horca y la cruz de Albeta (cerca de donde
ahora se encuentra el campo de fútbol) y la otra en lo alto del cabezo llamado
de la Cogullota. Allí estuvieron hasta el 15 de mayo, fecha en la que el
Justicia dio autorización a sus allegados para que pudieran ser enterrados.
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