Hace unos días dimos a conocer el rodaje en la Torre de Campos de Ainzón de la película “La tierra y la nada”, dirigida por Sonia Llera y en la que los papeles principales corren a cargo de Laura Contreras, como protagonista, junto con Joaquín Murillo e Irene Alquézar.
La noticia tuvo
una gran acogida, reflejada en el número de personas que la leyeron y desde la
producción nos hicieron llegar algunas imágenes del rodaje de las secuencias que
tienen como marco la citada torre, que ha cautivado a todos, obligando incluso
a modificar el guion, para incluir algunas peculiaridades de la finca.
El pasado
jueves, Severino de Llanza nos llevó hasta Ainzón para saludar a algunos de los
principales artífices de la película, con los que, en un momento de pausa del
rodaje, compartimos una tarde sumamente agradable.
En primer lugar,
con esa gran cineasta que es Sonia Llera, que posee una extensa trayectoria en
el mundo audiovisual, con documentales como “Carbonell, amigo” o “40 años no es
nada”, pero también como escritora y redactora del desaparecido “Canal Saturno”
de Aragón TV.
Se da la
circunstancia de que es hija de nuestro compañero D. Luis Llera Latorre que,
durante su permanencia en Ambel, como médico titular, desempeñó también la
alcaldía, tras las primeras elecciones democráticas y estuvo especialmente
vinculado a nuestro Centro, como miembro de la Sección de Estudios Médicos que,
durante aquellos años, desarrolló una intensa actividad.
Especialmente
sugestivo fue para nosotros el “descubrimiento” de esa gran actriz y cantante que
es Laura Contreras, a la que Heraldo de Aragón dedicó la contraportada
el pasado 28 de junio, en la que daba cuenta de su debut, como directora
teatral con “La primera vez que bailamos” y cuyo currículum es verdaderamente
impresionante, en diversas facetas, a pesar de su juventud.
Queremos agradecer,
de manera muy especial, a la directora Sonia Llera la oportunidad que nos
brindó para adentrarnos en ese especial microcosmos que forman todos los
integrantes del equipo de rodaje de su película y a Laura Contreras por
hacernos olvidar nuestro inseparable bastón, cuando íbamos en pos de ella. Y,
por supuesto, a Severino de Llanza y a su esposa Teresa que hicieron posible el que
pudiéramos disfrutar esa tarde inolvidable.
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