Prosiguiendo
el recorrido por la iglesia del convento de la Concepción de Borja, hoy
comentaremos otros retablos e imágenes de bulto existentes en el mismo. A ambos
lados del retablo mayor y en los brazos del crucero, se encuentras dos retablos
de similares características. Son de un solo cuerpo, enmarcados por estípites y
un remate con rocalla.
El de la derecha está
dedicado a San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán, fundadores de la
Orden franciscana y de la de Predicadores o dominicos, respectivamente. Es una
representación muy frecuente en la que los dos fundadores aparecen abrazados
como expresión de la cordial relación entre quienes, en su momento,
constituyeron los pilares de una Iglesia amenazada por diversas desviaciones
doctrinales.
Santo Domingo, viste el hábito blanco y negro de
su orden. Detrás aparece la cabeza de un perro, con la antorcha encendida en su
boca. Ya hemos hecho referencia a este atributo en otras entradas y a su
adopción por los miembro de la orden “domini canis” “perros del Señor”. Según
la tradición, su madre soñó, estando embarazada con un perro blanco y negro que
mordía una tea. Cuando consultó el significado de esa extraña visión, le
profetizaron que el niño que iba a nacer
iluminaría con la luz de su doctrina a la Iglesia.
Por su parte, San Francisco de Asís viste el hábito
de su orden, ceñido por el cordón que, en este caso, lleva cuatro nudos aunque
lo habitual son tres, en alusión a los votos de pobreza, obediencia y castidad.
En sus manos y pies, así como en el costado están representados los estigmas de
la Pasión. Detrás la Cruz y un cordero, un animal al que el santo tuvo especial
cariño, porque le recordaba a Cristo, el Cordero Pascual por excelencia.
En la parte superior del retablo se encuentra
San Miguel, en una representación clásica dentro de su iconografía. Vestido de
militar, blandiendo la espada con la mano derecha y con una lanza que clava al
demonio con la izquierda.
Especialmente curioso es el apéndice que le sale
de la parte posterior, en forma de serpiente. En cualquier caso, la calidad
artística de esta imagen es sensiblemente inferior que la de la antigua titular
de la iglesia de San Miguel que ahora se muestra en el Museo de la Colegiata.
El
retablo de la izquierda está dedicado a Santa Ana. Es curioso que en la iglesia
del convento de Santa Clara también esté dedicado a Santa Ana el retablo que
ocupa el mismo lugar en el crucero.
En
este caso, Santa Ana está sentada y tiene sobre su rodilla izquierda a la
Virgen Niña a la que enseña a leer con el libro que tiene abierto en su mano
derecha.
En
la parte superior se encuentra una
imagen de la Virgen del Pilar, en su representación más común, enmarada por
cabezas de ángeles.
Los
dos retablos tienen un interesante frontal con el anagrama de María en el
centro. En ambos casos, había sagrario que, ahora, en el caso del de Santo
Domingo y San Francisco, aloja a un Cristo crucificado.
Sobre
los sagrarios se encuentra pintada la fórmula consacratoria que, habitualmente,
estaba en la sacra central: “Hoc est enim corpus meum” (Este es mi cuerpo),
seguido por las palabras que el sacerdote pronuncia para consagran el cáliz:
“Hic est enim calix sanguinis mei Hic est enim calix sanguinis mei, novi et
aeterni testamenti: mysterium fidei: qui pro vobis et pro multis effundetur in
remissionem peccatorum”.
En
el primer tramo de la nave lateral izquierda se encuentra la capilla dedicada a
Santa Beatriz de Silva, la fundadora de la Orden de la Concepción.
Es una imagen de
producción industrial colocada sobre una repisa en las que está representado el
escudo de la orden.
Santa
Beatriz viste el hábito blanco de la orden con manto azul y toca negra. En su
frente una estrella. Lleva en la mano derecha el báculo y la regla aprobada por
el papa Inocencio VIII, mientras que, en la izquierda, sujeta una azucena.
En el último tramo de la nave lateral derecha se
colocó no hace muchos años esta imagen de San Rita de Casia que procede del
antiguo convento de agustinos recoletos de Borja y depositada aquí, tras la
Desamortización. Es atribuida al escultor Juan Pascual de Mena (1707-1784), un
destacado artista, miembro de la Real Academia de San Fernando que fue el autor
de la fuente de Neptuno de Madrid.
Santa Rita nació, en 1381, en una aldea próxima a la
localidad italiana de Cascia (Casia en español). A los 14 años contrajo
matrimonio y tuvo dos hijos gemelos. Tras quedar viuda al morir asesinado su
esposo, que le había ocasionado muchos problemas, decidió profesar como
religiosa agustina. Fue rechazada por haber estado casada y, todavía, tuvo que
enfrentarse a la muerte de sus dos hijos. Según la leyenda, en ese momento fue
llevada por los ángeles al interior del convento del que había sido rechazada,
donde consiguió profesar y llevar una vida ejemplar, dedicada a la oración y la
penitencia. En 1428, el propio Cristo le clavó una espina de su corona en la
frente, con la que suele ser representada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario