En
el cementerio de Borja, tras una lápida ya descolorida por el tiempo, reposan
los restos de D. Gerardo López Larraya, fallecido en esta ciudad el 26 de
agosto de 1904. En ella se hace constar su condición de “Diputado Provincial”,
pero no se hace referencia su profesión de médico.
Sin
embargo, fue uno de los más ilustres profesionales de la Medicina que, durante
toda su vida, ejerció como Médico Titular de la ciudad en la que había nacido
el 30 de octubre de 1840, tras cursar la carrera en la Facultad de Zaragoza.
Hemos
querido recordarlo hoy ya que, hace pocos días, al hablar del Dr. D. Vicente
Gómez Salvo, afirmamos que “en 1930 fue elegido Académico Numerario de la Real
Academia de Medicina de Zaragoza, siendo el único borjano que ha alcanzado este
honor”. Lo fue también el Dr. López Larraya y, para optar a la plaza de
académico, presentó un trabajo titulado Topografía
médica de la ciudad de Borja, sobre el que la comisión encargada de su
evaluación, emitió el correspondiente informe, en virtud del cual, en sesión de
20 de abril de 1873, fue nombrado miembro de la que, entonces, se denominaba
“Academia de Medicina de Aragón”.
Una
copia del estudio y del informe se conserva en el Archivo Histórico Municipal
de Borja, donde lo encontró, en 1982, Manuel Gracia Rivas, dándolo a conocer en
un artículo publicado en Cuadernos de
Estudios Borjanos IX-X.
También
hizo referencia al mismo en el Diccionario Biográfico, publicado en 2005,
señalando que dicho trabajo se inscribía dentro de la corriente, entonces en
boga, de elaborar esas “topografías” que, junto a datos relacionados con la
salud, incluían referencias históricas y demográficas, con estadísticas de
producciones y descripción del término estudiado y de sus condiciones
ambientales.
Nada
de ello falta en el texto del Dr. López Larraya, aunque son los datos referidos
a la época en la que vivió los que ofrecen mayor interés.
En
primer lugar, los referidos a los habitantes censados en 1857 y 1860 que eran
5.601 en el primero y 5.818, en el segundo. Se estaba experimentando, por lo
tanto, un significativo incremento demográfico. En gran medida, estaba
impulsado por la llegada de jornaleros sin recursos, lo que había dado lugar a
la construcción de cuevas, en los alrededores del castillo, utilizadas como
viviendas. Este fenómeno era censurado por el Dr. López Larraya quien afirmaba
“Desde poco tiempo hace, se han construido unas ochenta viviendas subterráneas
o cuevas en las colinas próximas al castillo, sin más ventilación ni luz que la
que obtienen por la puerta; estrechas,
húmedas y apartadas o distantes del centro de la población. En estos recintos
en que las mejores tienen dos o tres compartimentos de pequeñísimas condiciones,
vive la familia hacinada y en íntimo contacto con los animales domésticos. No
sirve el vulgar deseo de que las gentes pobres, de este modo de evitan el pago
de ciertos alquileres para disculpar su existencia, si se exponen a los mayores
peligros que pueden amenazar su existencia”.
También
son muy interesantes los datos que ofrece sobre el nivel de escolaridad. Había
entonces una escuela de niños instalada en el antiguo convento de dominicos y
otra de niñas en el antiguo hospital, el edificio que hoy alberga al Museo de
la Colegiata. En la de niños había tres grados, mientras que en la de niñas,
sólo existían lo superiores, siendo llamativo tanto el número de matriculados
como el elevado porcentaje de faltas que se registraba.
Asimismo, es significativa la estadística referida al hospital, ya que, entre 1867 y 1868,
se observa un incremento notable en el número de enfermos atendidos, como
consecuencia de su traslado al antiguo convento de capuchinos.
En
1855, se registró en nuestra ciudad la primera epidemia de cólera (la segunda
tuvo treinta años después). En aquellos momentos, el Dr. López Larraya aún no
había cumplido los 15 años, pero su interés científico le llevó a reunir, más
tarde, los datos disponibles sobre lo ocurrido, ofreciendo estadísticas
globales y pormenorizadas del avance de la enfermedad, desde su aparición el 9
de julio de 1855 hasta que cesaron los casos el 27 de agosto de ese mismo año.
En total fueron 1.674 las personas afectadas, de las que fallecieron 318.
Sirva
este breve resumen para recordar la figura de este borjano que fue alcalde de
la ciudad, entre el 1 de enero de 1894 y el 1 de julio de 1895, siendo elegido
posteriormente Diputado Provincial.
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