Como
ya hemos comentado anteriormente en este blog, pocos años después de la
Reconquista, Alfonso I el Batallador quiso repoblar Mallén con mozárabes de
Andalucía para lo que, en 1126, encontrándose en Novillas, otorgó fuero de
población con grandes ventajas para favorecer su propósito. Sin embargo, el
proyecto fracasó y, poco después entregó las localidades de Mallén y Novillas a
las órdenes del Temple y del Hospital. Según algunos autores, el donante fue el
rey de Navarra, García Ramírez. Las dificultades encontradas por dichas órdenes
para gobernar conjuntamente ese patrimonio favoreció el acuerdo alcanzado, poco
después, en virtud del cual el Temple se hizo cargo de Novillas y la Orden de
San Juan de Mallén. De esta forma, la localidad se convirtió en la primera
encomienda hospitalaria de Aragón y una importante plaza en la frontera, en
torno al castillo existente en ese lugar. En 1144, frey Guillem de Belmes
estableció su residencia en Mallén, con el título de Prior de Aragón y Navarra.
No fue hasta 1177 cuando se constituyeron, con carácter independiente el
priorato de Navarra y la castellanía de Amposta, a la que quedó adscrita Mallén
y bajo la dependencia de la Orden de San Juan permaneció hasta el siglo XIX.
Pero
la historia de Mallén comenzó mucho antes, pues en una pequeña colina, situada en
las proximidades del antiguo convento de franciscanos, se estableció un poblado
en la I Edad del Hierro. Posteriormente que llegó a ser una importante ciudad
celtibérica y pervivió durante época romana. En este momento, llevaba el nombre
de Balsione y era la primera mansión
en el camino de Turiaso a Caesaraugusta.
Tras
una actuación que causó graves daños en el yacimiento, el Gobierno de Aragón
llevó a cabo, a partir de 1986, dos campañas de excavaciones que sacaron a la
luz restos significativos de construcciones industriales y domésticas, datadas
en torno a los siglo I y II d.C. Pavimentos, columnas, pinturas murales y
abundante ajuar atestiguan la importancia de la ciudad que contaba con calles
empedradas. Fue abandonada a lo largo del siglo III. El yacimiento de “El convento” fue declarado Bien de Interés Cultural
en la categoría de Zona Arqueológica en 1991.
En
la colina situada junto a la iglesia parroquial se levantaba el castillo que, como hemos señalado fue
una posición clave en esta zona de la frontera del reino.
El
castillo se mantuvo hasta la Guerra de la Independencia, siendo ocupado por una
guarnición francesa que lo defendió heroicamente, en 1813, frente a fuerzas
españolas muy superiores en número. Una vez reducidos, Espoz y Mina ordenó su
completa demolición en la que participaron gentes de toda la comarca obligadas
a trabajar en esta labor.
Por
este motivo, nada se conocía de sus características, aunque al haberse
conservado el cerro, se suponía que una actuación arqueológica podría revelar
su planta. Sin embargo, el ayuntamiento de Mallén decidió construir allí un
grupo de viviendas sociales, dispuestas en torno a una plaza central,
asemejando desde la lejanía un coso taurino. La urbanización fue inaugurada en
1987, sin que se hubieran efectuado catas de ningún tipo.
Entre los edificios
religiosos destaca la actual iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los
Ángeles que se levanta en el solar donde estuvo ubicada la primitiva iglesia
parroquial dedicada a Santa María. Era un templo románico cuyas obras se
iniciaron en torno a 1150 y de la que se conservan restos significativos. Es
importante destacar que, como ocurre en otras poblaciones de la zona del
Huecha, el emplazamiento elegido se encontraba fuera del casco urbano.
Esta
iglesia románica fue levantada por los mismos canteros que edificaron la de
Novillas, lo que se demuestra por la coincidencia de idénticas marcas en los
sillares de ambos templos.
Se trataba de un templo
de nave única, de sillares de alabastro, cuyo ábside semicircular se conservó
embutido en la fábrica del templo y, recientemente, ha sido descubierto y
restaurado. En el centro de mismo existe un vano abocinado, decorado con
molduras que se apoyan en capiteles con motivos vegetales.
Durante la guerra de
los dos Pedros la iglesia sufrió graves daños y tuvo que ser reparada. Pero las
modificaciones más importantes tuvieron lugar a comienzos del siglo XVI, cuando
se sustituyó su primitiva cubierta por una bóveda de crucería simple. En los
trabajos intervino el alarife mudéjar Abadllah de Gali, como lo atestigua la
inscripción encontrada en uno de los muros de la nave, durante las recientes
obras de restauración. También se abrieron capillas en los contrafuertes y para
entonces ya disponía de un ábside poligonal.
Pero
el estado actual es fruto de la gran reforma efectuada en el siglo XVIII
cuando, tras diversas propuestas, se procedió a dotarla de dos nuevos tramos a
los pies, hasta alcanzar los cinco actuales. Para ello fue necesario destruir
la portada románica que, hasta esos momentos, había subsistido. Por otra parte
se levantaron dos naves laterales, de menor altura que la central y todo el
interior del templo se decoró al gusto neoclásico.
De esta misma época data la actual fachada
realizada con los sillares de la fábrica románica y ladrillo. En ella se colocó
el crismón de la antigua portada. Tiene dos puertas que se abren a las naves
laterales, con arcos de medio punto. Se remata con un frontón de arco
mixtilíneo en el centro del cual se abre un gran óculo.
Anexa a la cabecera de la iglesia se encuentra la capilla del Santo
Cristo cuyas obras se iniciaron en 1803, bajo la dirección de Tiburcio del
Caso, miembro de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, aunque no
fue terminada hasta 1854. Exteriormente, su fábrica presenta dos cuerpos, el
inferior de planta octogonal y el superior cuadrangular.
El interior es de forma
ovalada y se cube con bóveda semiesférica. Bajo ella un baldaquino en el que se
aloja la imagen del Santo Cristo atado a la Columna. Es de planta circular con
columnas jónicas de fuste liso sobre las que descansa un casquete semiesférico.
En
las afueras de la población y sobre el lugar donde existió otra más antigua, se
levanta la ermita de Nuestra Señora del
Puy a la que se accede a través de un cuidado paseo. Su origen está
relacionado con el milagro realizado por la Virgen, a través de unos peregrinos
que visitaron su santuario del Puy de Francia, pidiendo agua. Las obras del actual templo fueron sufragadas por el concejo
de Mallén y se iniciaron en 1751, finalizando en 1768.
Se trata de un edificio de planta de cruz latina
que, inicialmente, había sido proyectado de mayores dimensiones, quedando
reducida su nave a dos tramos, aunque en
la fachada se advierten las adarajas dispuestas para su pretendida ampliación.
Es de mampostería con encintados y verdugadas de
ladrillo. El acceso se realiza por el hastial, a través de una puerta con arco
curvilíneo, de medio punto con clave convexa. Sobre ella un gran óculo y
rematando la fachada una espadaña.
La nave principal se cubre con bóveda de lunetos, al
igual que la nave transversal y el presbiterio. Sobre el crucero se levanta una
cúpula sobre trompas aveneradas, con tambor y ocho lunetos. En las trompas,
cuatro relieves en yeso policromado con San Antón, San Pablo ermitaño, San
Francisco de Asís y San Jerónimo penitente. A los pies dispone de coro y bajo
él, un cancel de forja en el que aparece la fecha de 1866. Dispone de
sacristía, a la izquierda del primer tramo, cubierta con bóveda esquifada de
lunetos.
La imagen de la Virgen
se venera bajo un baldaquino de planta cuadrada con cuatro columnas de fuste
liso, imitando jaspeados. Lo rematan las armas del concejo de Mallén.
El recorrido por los
edificios religiosos de Mallén lo terminamos en la antigua capilla de las
Hermanas Mercedarias, una comunidad de religiosas que se estableció, en 1885,
en el edificio del antiguo hospital, al que fue adosado este pequeño templo, de
fachada de ladrillo. La portada de acceso, en
arco de medio punto, está enmarcada por pilastras toscanas, con un friso de
ladrillos sobre ellas. Encima, un óculo ovalado y como remate un sencillo
campanil.
Es de nave única cubierta con bóveda de medio cañón
y cuyo interior se ilumina a través de ese único vano situado en el hastial. Recientemente,
tras la marcha de la comunidad, el
edificio fue rehabilitado. Las fotografías disponibles corresponden al período
de obras que finalizaron ya hace tiempo.
En
un próximo artículo comentaremos los edificios civiles de la localidad que
constituyen un conjunto de gran interés.
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