La
coronación canónica de imágenes religiosas, casi siempre marianas, es un rito
que tiene sus orígenes en el siglo XVII y adquirió gran relevancia tras la
inclusión del mismo en el Pontifical
Romano, en 1897. Desde entonces, la costumbre fue extendiéndose y solamente
en España hemos contabilizado la existencia de 452 imágenes que recibieron este
honor, entre ellas la Virgen de la Peana, coronada el primer domingo de mayo de
1989, con ocasión del II Centenario de su culto.
Se
distinguen tres tipos de coronaciones, la Pontificia, cuando la concede el
Papa; la Diocesana, cuando la otorga el ordinario del lugar; y la Litúrgica que
la realiza cualquier sacerdote, sin otro trámite previo, aunque es la menos
frecuente.
Un
hecho poco conocido es que la primera imagen coronada canónicamente en España
fue la de Nuestra Señora de Veruela, a instancias de la provincia jesuítica de
Aragón. Hay que tener en cuenta que, en 1877, la Compañía de Jesús se había
instalado en ese antiguo monasterio cisterciense, abandonado en 1835, tras la
Desamortización. En principio, la cesión de ese cenobio tenía por objeto la
creación de un colegio de formación de misioneros para Filipinas, una coartada
utilizada para justificar la recuperación de algunos antiguos monasterios.
Posteriormente, Veruela fue el noviciado de la provincia jesuítica hasta su
abandono ya en la segunda mitad del siglo XX.
Desde
su llegada a estas tierras, la Compañía de Jesús impulsó numerosas iniciativas,
algunas de las cuales pretendían enlazan con la antigua historia del
monasterio. Una de ellas fue la construcción de la ermita de la Aparecida, de
la que ya hablamos en este blog. Otra muy importante fue la coronación de la
pequeña imagen que, según la tradición, se le apareció a D. Pedro de Atarés
pidiéndole que levantara allí un monasterio.
Fue
la Compañía de Jesús la que solicitó y obtuvo del papa León XIII la
autorización para llevarla a cabo. El acto de la coronación fue fijado para el
día 31 de julio de 1881, festividad de San Ignacio de Loyola, fundador de la
Compañía. Estaba previsto que fuera efectuada por el cardenal arzobispo de
Zaragoza D. Manuel García Gil, un dominico gran amante de Veruela, pero su
fallecimiento, el 28 de abril de aquel año, trastocó los planes, debiendo
realizarla su auxiliar y obispo de Hipsópolis D. Jacinto María Cervera Cervera,
más tarde obispo de La Laguna y después de Mallorca, donde falleció en 1897.
La
celebración revistió especial solemnidad y en ella estuvieron presentes gentes
llegadas de diferentes lugares. Especial relieve tuvieron las representaciones
de las ciudades de Borja y Tarazona, con sus autoridades y banderas; Vera,
Bulbuente, Alcalá de Moncayo, Trasmoz, Añón, Litago etc. Con ellas iban las
cruces parroquiales, estandartes de cofradías y varias Bandas de Música.
A
primera hora se celebró misa de Comunión General y, a las ocho de la mañana, se
inició el acto. El prelado oficiante iba acompañado por el P. Provincial de la Compañía
de Jesús, P. Román Vigordán S. J., que había sido el fundador del Colegio de
Veruela. Estaban presentes los superiores de todas las casas de la provincia y,
con los miembros de la comunidad, formaba el P. Antonio José Viñés, el último
superviviente de la comunidad de cistercienses establecida en Veruela, con su
hábito blanco.
En
el interior del templo, el obispo colocó sobre la cabeza de la imagen la
corona, confeccionada para la ocasión por el platero zaragozano D. José
Antolín, e, inmediatamente, fue llevada al exterior del templo, donde se
encontraba congregado numeroso público, entre el sonar de campanas y bandas de música. Desde los montes próximos
llegaba el estruendo de cohetes y morteretes.
A
continuación se cantó el Magnificat y
el Sr. Obispo oficiante pronunció unas emotivas palabras. Los asistentes
tuvieron la oportunidad de desfilar ante la imagen antes que, al son de las
letanías, retornarse al interior del templo donde se celebró la misa
pontifical, ocupando la cátedra sagrada el P. Ignacio Torre S. J.
Por
la tarde, tuvo lugar la consagración de los “doce pueblos del Somontano” a la
Virgen de Veruela, pronunciando una vibrante alocución el P. Antonio Goberna
S.J. No tenemos constancia de cuales los pueblos consagrados, aunque entre
ellos se encontraban, lógicamente, los citados.
Cronista
de este acto fue el P. Pedro Blanco Trías S. J. de cuya obra El Real Monasterio de Santa María de Veruela
(1146-1946) hemos tomado los datos anteriores.
Queremos
resaltar la importancia de esta primera coronación, cuando todavía no se había
difundido por el mundo esta práctica, hoy tan frecuente. Aunque son varias las
fuentes que hacen referencia a la misma, el hecho de que ese mismo año tuviera
lugar la coronación de la Virgen de Monserrat, ha influido para que algunos
dudaran sobre cuál fue la primera. A la vista de las fechas, no cabe la menor
duda ya que, la de Veruela tuvo lugar, como hemos señalado, el 31 de julio de
1881 y la de Monserrat el 11 de septiembre de 1881.
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