Junto
a la carretera N-122, a la altura de la desviación de Magallón y en el cabezo
Este, de los dos que conforman El Quez, se encuentra la nevera de Alberite de
San Juan, una de las mejor conservadas, hasta fechas recientes, de nuestra
zona. Sin embargo, el deterioro creciente de sus elementos externos hace
peligrar su supervivencia, por lo que, una vez más, queremos llamar la atención
sobre este elemento de nuestra arquitectura popular para evitar que
desaparezca.
Como
es sabido, estas construcciones servían para almacenar la nieve, recogida
durante el invierno, que se utilizaba con diversos fines. Unos eran
terapéuticos y otros estaban relacionados con la conservación de los alimentos,
aunque también servía para la preparación de refrescos. Unas neveras,
emplazadas en zonas elevadas servían para la recogida de la nieve y otras,
cercanas a las poblaciones, se utilizaban como puntos de distribución de la
misma, tras ser llevada a ella por los arrendatarios de este servicio. Entre
estas segundas debemos incluir a la de Alberite de San Juan.
Su
tipología es muy variada y responde a diferentes modelos, aunque con unas
características comunes. Pedro Domínguez Barrios ha realizado este minucioso
esquema del ejemplar que nos ocupa, con plantas y alzados.
Se
trata de un cilindro de ladrillo, de unos 6 metros de diámetro, y una altura
aproximada de unos 4,70 metros, a la que hay que sumar la de la bóveda alcanzando
un total de 7 metros. El suelo está pavimentado con el mismo ladrillo manual, a
matajuntas, con un retallo perimetral o grada de unos 30 cm. El módulo de
ladrillo es de 36 x 18x 4 cm. y se
conservan restos de enfoscado desde el arranque de la bóveda.
No se aprecian los
canales de desagüe que pudo tener en su fondo, pero si un acceso cegado, bajo
arco adintelado también de ladrillo que sin duda facilitaba la salida al
exterior del agua originada al fundirse, parcialmente, la nieve.
En la parte superior existe una abertura circular,
por la que se introducía la nieve, que está formada por aproximación de hiladas
de ladrillo y cuyo diámetro actual es algo mayor que el original, pues se han
destruido las últimas hiladas. La nevera tenía una capacidad para almacenar
unas 170 toneladas de nieve.
En el lado Norte, existe otro vano por el que
accedían los que pisaban la nieve y colocaban la paja, que la protegía. También
por esa abertura se procedía a la extracción de la nieve para su venta y
distribución. Aún se conserva, sobre la misma parte del puente de madera del
que se suspendía una polea.
Por delante de la misma existía un recinto que,
todavía, hemos llegado a conocer parcialmente cubierto. Construido en piedra
lecha de los alrededores, es la zona que está experimentando un mayor deterioro,
como puede apreciarse en estas dos fotografías tomadas con un año de
diferencia.
Hace
unos años, el ayuntamiento de Alberite de San Juan procedió a la limpieza de su
interior, con el propósito de rehabilitar el conjunto. Este objetivo no pudo
cumplirse entones y se colocaron unas vallas metálicas para impedir accidentes.
Creemos que es necesario insistir en la conveniencia de que se lleven a cabo
nuevos esfuerzos encaminados a la recuperación total de este monumento. En
otras localidades de Aragón se ha hecho y, en algunas de ellas, se han
convertido en elementos significativos de atracción turística.
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