Tras
cruzar el arco y, por la calle de San Francisco, la comitiva se dirigió a la
cercana placeta de Cortes en la que tuvo lugar otra de las escenas de la
recreación, en concreto la del reconocimiento de los monarcas a D. Pedro
Lázaro, miembro de una ilustre familia borjana.
Tras
llegar los reyes a ese lugar, el relator explicó que se quería recordar un
hecho acaecido en Barcelona el 5 de diciembre de 1492, ciudad a la que, desde
Borja habían viajado D. Fernando y Dª. Isabel. Ese día, un individuo llamado
Juan de Cañamares intentó acabar con la vida del monarca, asestándole una
puñalada. Fue precisamente D. Pedro Lázaro Pérez Albero, Alguacil Mayor de la
Inquisición en la ciudad condal y natural de Borja, quien logró desarmar al
agresor, motivo por el cual cuando D. Fernando se recuperó de la grave herida
que le fue infringida le hizo entrega de la daga que había estado a punto de
ocasionarle la muerte.
La
casa de los Lázaro se conserva todavía en Borja en poder de sus descendientes,
la familia Ojeda, y ayer lucía en su fachada un repostero con la “L” de sus
armas. Del patio de ese hermoso edificio salió el actor que representaba a D.
Pedro para ir al encuentro de los reyes.
Tras
besar sus manos, tanto D. Fernando y Dª. Isabel le dedicaron palabras de
reconocimiento por su gesta y el rey procedió a entregarle esa daga que,
durante algún tiempo, conservaron sus descendientes hasta que la donaron al
Gobernador General de Aragón.
Finalizado
este acto y por la calle de San Francisco y plaza de las Canales la comitiva
marchó hacia la plaza del Olmo donde se representó la siguiente escena. A su
paso por la casa de los Nogués, hermosamente engalanada y donde se ofreció pan
con vino a quienes fueron a visitarla, les fueron lanzados pétalos de rosa,
mientras sus propietarios vitoreaban a los reyes.
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