En la
mañana de ayer y con asistencia de numeroso público, entre el que se encontraba
el Sr. Alcalde de Borja D. Eduardo Arilla Pablo, se celebró en la iglesia del
convento de Santa Clara una Solemne Eucaristía, con motivo de la fiesta de
Santa Clara, fundadora de la Segunda Orden a la que pertenece la comunidad de
religiosas franciscanas clarisas que, desde hace más de 400 años, residen en
este convento, uno de los dos de vida contemplativa existentes en nuestra
ciudad.
La
Eucaristía fue presidida por D. Francisco Javier Calvillo Ruiz, Vicario para la
Vida Consagrada y Párroco de San Francisco de Tarazona, con quien concelebraron
el confesor de la comunidad D. Antonio Latorre Mainar y el capellán del
convento y Párroco solidario de Borja D. César Augusto Gómez García, junto con
D. Carmelo Roy Blasco, Párroco moderador de Borja; D. José María Sánchez
Becerril, Párroco de Fuendejalón, Tabuenca y Pozuelo; D. Martín Crespo Pascual,
Párroco de Novillas; D. Luis Zardoya Ruiz, Párroco de la Magdalena de Tarazona;
D. Esteban Guilzu Olza, Párroco de Mallén; D. Hilario Herrer Baeyens, Párroco
de Ricla y D. Óscar-Manuel Mendoza Yacotu, Párroco de Litago.
En su
homilía, D. Javier Calvillo destacó los aspectos esenciales de la personalidad
de Clara de Asís que, movida por el ejemplo de San Francisco, supo renunciar a
una posición acomodada para entregarse plenamente a Cristo, convirtiéndose en
la primera mujer de la Historia que redactó la Regla de una orden religiosa.
Especialmente
emotivo fue el momento de las ofrendas, con amplia participación de niños y
mayores que se acercaron hasta el altar con el Pan y Vino de la Consagración,
la Regla de la Orden, el incienso para el altar, el globo terráqueo que
simbolizaba la implantación universal de las seguidoras de Santa Clara y las
flores que vinieron a sumarse a la hermosa decoración del templo que había
preparado la comunidad.
La
parte musical corrió a cargo de la comunidad de religiosas, acompañadas por D.
Alberto Aguilera Hernández, organista titular de esta iglesia.
Al
término de la celebración, los asistentes pudieron venerar la reliquia de Santa
Clara, recibiendo los tradicionales panecillos que la comunidad distribuye este
día, así como una estampa conmemorativa.
Por
otra parte, junto al altar de la Santa se había preparado una mesa con pequeñas
macetas que las religiosas regalan cada año a todas las personas que llevan el
nombre de Clara en nuestra ciudad. Un simpático detalle que se ha convertido ya
en una bonita costumbre.
Posteriormente,
en el locutorio del convento y en el patio de entrada al mismo, se sirvieron
refrescos y aperitivos a todos los que se acercaron a felicitar a la comunidad
en su fiesta más importante.
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