El 28 de agosto de 1781
nació en Valencia D. Francisco de los
Ancos y Muñoz. Era hijo de D. José Antonio de los Ancos Guiral y de Dª.
Pascuala Muñoz. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento en la iglesia
parroquial de San Pedro Mártir y San Nicolás, siéndole impuestos los nombre de
Francisco, Antonio, Pascual, Agustín, Joaquín, Benito, Rafael y Nicolás.
Abogado de profesión,
residió habitualmente en Ainzón, de donde procedía la familia paterna y donde
había adquirido un importante patrimonio, tras la Desamortización, aunque
también tenía propiedades en Novillas y otros municipios de la zona.
En octubre de 1836 fue
elegido Diputado por la circunscripción de Zaragoza y, en 1849, Senador por la
misma circunscripción, por la que volvió a ser designado en 1841.
El 28 de agosto de 1799 nació en Pozuelo de Aragón fray Agustín Cuartero que profesó como
hermano lego, el 27 de septiembre de 1828, en el convento dominico de Magallón.
Enviado al colegio de Ocaña, donde se formaban los misioneros de la orden, fue
destinado a Filipinas en 1824, formando parte de una expedición integrada por
10 religiosos. Era un hombre de gran ingenuidad y enorme bondad que destacaba
por una estatura muy superior a la media de la época, siendo considerado un
gigante, dotado de una fuerza descomunal. Toda su actividad en las Filipinas se
desarrolló en la hacienda que los dominicos tenían en Lolombay, un lugar de
clima muy agradable al que acudía la alta sociedad de Manila, lo que contribuyó
a que el hermano Cuartero gozara de gran popularidad en la capital del
archipiélago. Nunca se cansó de trabajar, ni en la hacienda ni en Naic,
localidad cercana a Cavite, a la que fue enviado para excavar un túnel que
llevara el agua a la presa que allí se estaba construyendo. Al final de sus
días residió en el convento de Santo Domingo de Manila, donde falleció el 8 de
junio de 1884.
El 28 de agosto de 1885
nació en Borja Fermín Embún Flores. Ebanista de profesión, se dedicó al mundo de
los toros en 1908, debutando el 8 de septiembre de ese año en la plaza de
Zaragoza, con el sobrenombre de “El Maño”. Aunque actuó como
novillero en alguna ocasión, la mayor parte de su dilatada carrera la hizo como
subalterno, a las órdenes de casi todos los diestros aragoneses de la época.
Sufrió dos espectaculares cogidas en Casetas y Calahorra, retirándose en la
plaza de Barcelona el 24 de noviembre de 1924. Siguió vinculado al sector
taurino como representando de la Sociedad de Banderilleros en Zaragoza y actuó
como promotor de algunos espectáculos benéficos en esa plaza.
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