El 16 de agosto de 1764
nació en Borja Dª. María de Aguilar y
Alaviano. Era hija de D. Melchor de Aguilar y Ayerbe que, cuatro años
antes, había contraído matrimonio con Dª. María de Alaviano, natural de
Tarazona. María de Aguilar pertenecía a la duodécima generación de una
importante familia establecida en Borja desde que, a comienzos del siglo XV,
llegó procedente de Castilla D. Juan de Aguilar para contraer matrimonio con
Blanca de Coloma. A partir de ese momento, sus descendientes emparentaron con
las más destacas familias borjanas, los Francés, López de Caparroso, del Arco,
Erla, San Gil, Lajusticia y Aoiz.
El 22 de septiembre de
1785 contrajo matrimonio con D. José Joaquín Rodríguez Portocarrero y Soracoiz,
natural de Ágreda, con el que no tuvo descendencia. Por este motivo, dispuso en
su testamento otorgado en Ágreda, lugar de residencia habitual del matrimonio y
donde falleció el 19 de septiembre de 1813, que todos sus bienes pasaran a ser
propiedad del Hospital Sancti Spiritus. Así se cumplió tras la muerte de su
esposo, acaecida en 1818.
El legado incluía 65
fincas rústicas y urbanas, algunos censos y sus joyas. Merced al mismo, el
hospital de Borja se convirtió en uno de los mejor dotados de la provincia. La
casa familiar fue enajenada y reutilizada como vivienda. Adquirida por la
Excma. Diputación Provincial, fue rehabilitada para sede del Centro de Estudios
Borjanos, siendo inaugurada el 1 de mayo de 1999. Allí se conserva su retrato,
encargado por el hospital, en reconocimiento a su generosidad. Por otra parte,
el 3 de mayo de 1906, siendo Alcalde de Borja D. Feliciano Rivas, se tomó el
acuerdo de dar su nombre al espacio en el que se alza ese histórico edificio
que, desde entonces, es conocido como “plazuela de Doña María de Aguilar”. Los
restos mortales de tan ilustre dama fueron trasladados, al día siguiente de su
fallecimiento, desde Ágreda a la colegiata de Santa María, donde fueron
sepultados sin que conozcamos el lugar del enterramiento.
El 16
de agosto de 1916 nació en Borja D.
Joaquín Irache Macaya que aparece en esta imagen, junto a D. José María
Castellot, durante la visita efectuada a nuestra ciudad por un grupo de cadetes
de la Academia General Militar, entre los que se encontraba el futuro Rey de
España D. Juan Carlos.
Cursó
estudios de Teología, Filosofía, Griego y Latín en el monasterio benedictino de
El Pueyo de Barbastro. En
aquellos momentos, la comunidad estaba integrada por 11 sacerdotes, 4 profesos
solemnes, 4 profesos simples, 6 hermanos conversos, y 6 colegiales. Al inicio
de la Guerra Civil, fueron detenidos y fusilados 18 religiosos. Joaquín Irache
pudo salvarse, regresando a Borja, donde ejerció como funcionario municipal,
hasta su jubilación por enfermedad. Dotado de una gran inquietud intelectual,
dedicó su tiempo al estudio de la historia y arqueología local, dentro del
límite de sus posibilidades. La Filología fue otra de sus pasiones, así como la
Literatura, formando parte del Grupo Sylfide. Pero su gran dedicación fue la
talla y la escultura a la que consagró muchas horas. Su obra, inspirada en la
iconografía románica, estuvo dominada por la temática religiosa aunque, en sus
últimos años, exploró con entusiasmo otros campos. Con el deseo de transmitir
su experiencia a los más jóvenes impulsó la creación de un grupo de estudios
históricos en el Centro Cultural CICAR y fue fundador también del Colectivo de
Artistas “Plaza del Mercado”, participando en las primeras Ferias de Artesanía
que se celebraron. Falleció en Borja el 5 de octubre de 1998.
El 16 de agosto de 1924
nació en Borja D. Carlos Sánchez del Río
y Sierra. Era hijo del Prof. D. Carlos Sánchez del Río Peguero y de Dª
Asunción Sierra. Cursó el Bachillerato en el colegio de Areneros de Madrid y,
en 1946, obtuvo el grado de Licenciado en Ciencias, sección de Físicas, en la
Universidad Central, donde se graduó como Doctor dos años después con una tesis
sobre “Un nuevo método para la medida d de las aberraciones”. Dedicado desde la
terminación de su carrera a la investigación en torno a aspecto concretos de la
Óptica, sus primeras actividades se iniciaron como becario del Instituto de
Óptica del CSIC y en la propia facultad en la que, en 194, obtuvo la plaza de
Profesor Adjunto de esa disciplina. En 1950 fue nombrado Catedrático de Óptica
de la universidad de La Laguna pero, inmediatamente, su carrera profesional
experimentó un profundo cambio de orientación.
En 1948 se había creado un organismo
para el estudio de la energía nuclear al que, por las circunstancias políticas
de aquella época, se le dotó de cobertura bajo la forma de una sociedad
privada, denominada Estudios y Proyectos de Aleaciones Especiales (EPALE). A
través de ella y de la Junta de Energía Nuclear, creada en 1951, el Prof.
Sánchez del Río, completó su formación como físico nuclear en prestigiosos
centros, como la Universidad de Roma, el Centro
Informazioni Studi ed Esperienze de Milán, la Universidad de Ginebra, el Eidgenössiche Technische Hochshule de
Zürich y la Universidad de Chicago, donde entró en contacto con los más
destacados investigadores de ese momento y participó en importantes proyectos,
reuniendo la información necesaria para la puesta en marcha de las primeras
instalaciones españolas en la Ciudad Universitaria de Madrid.
Por otra parte, impulsó
algunas iniciativas pioneras, como el primer curso sobre Energía Nuclear que se
impartió en España y en el que explicó la teoría de reactores. Su vocación
docente no le abandonó a lo largo de toda su carrera profesional y buena prueba
de ello lo constituye el hecho de que, nada más regresar de Chicago, obtuvo la
primera cátedra de Física Atómica y Nuclear que se creó en España, en la
Universidad Complutense, a la que permaneció vinculado toda su vida, como
catedrático, Vice Decano y de Decano de la Facultad de Físicas y, más tarde,
como Vice-Rector. Es muy difícil comprender el desarrollo alcanzado por la
Física Nuclear en España sin valorar las aportaciones de quien, desde el primer
momento, se convirtió en uno de los pilares básicos, a través del diseño y
construcción de los primeros reactores experimentales que hubo en nuestro país,
contribuyendo a la formación de la mayor parte de los investigadores en este
campo, de manera directa o a través de su escuela, de la que procedían muchos
de los catedráticos de Física Teórica y de Física Atómica y Nuclear.
Su actividad
internacional fue, asimismo, muy relevante, participando en numerosos congresos
y representando a España en diversas conferencias internacionales. Fue Director
de la División de Reactores del Organismo Internacional de Energía Atómica de
Viena director de división del Organismo Internacional de Energía Atómica
(Viena), Presidente del Centro de Compilación de Datos Nucleares de París y
representante de España en la Sociedad Europea de Energía Atómica y en el
Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) de Ginebra.
Por otra parte,
desempeñó la Dirección General de Política Científica del Ministerio de
Educación y Ciencia y fue Presidente de la Comisión Asesora de Investigación
Científica y Técnica. Tras su jubilación fue nombrado Profesor emérito de la
Universidad Complutenses y, como miembro del Colegio Libre de Eméritos,
continuó desempeñando su magisterio, dirigiendo tesis doctorales e impartiendo
conferencias en los más prestigiosos foros científicos.
En 1974, fue elegido
Académico Numerario de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y
Naturales, tomando posesión el 26 de febrero de 1975 con un discurso sobre
"La crisis energética y la respuesta nuclear". Tras desempeñar la
Vice-Presidencia durante varios años, el 18 de diciembre 2002 fue elegido
Presidente de la misma, cargo al que renunció el 25 de mayo de 2005, siendo
nombrado entonces Presidente de Honor de esa corporación.
A lo largo de su vida,
fueron numerosos los reconocimientos recibidos en los más diversos ámbitos,
aunque resulta llamativo el que, entre esa larga relación, no figure ninguno de
su ciudad natal.
Elegido Consejero del
Centro de Estudios Borjanos, participó activamente en sus actividades y, al
final de su vida, decidió donar todo el archivo familiar, con importante
documentación, entre la que destacan los trabajos de su padre. Donó, asimismo,
una extraordinaria colección de obras de Derecho Aragonés y diversas
publicaciones, así como el retrato que le hizo el pintor borjano Jacinto del
Caso. Este legado ha sido completado con la adquisición de la mayor parte de su
producción bibliográfica que actualmente se conserva en nuestra biblioteca.
Falleció en Madrid el 13 de mayo de 2012 y sus restos reposan en el panteón
familiar del cementerio de Borja.
El 16 de agosto de 1979
falleció en Madrid D. Jesús Galindo
Castillo, nacido en Agón en 1894. Tras realizar sus primeros estudios en su
localidad natal, cursó el Bachillerato de Borja, en el colegio que entonces
tenía D. Gerardo Mendiri. Tras graduarse como ingeniero, ingresó en el Cuerpo
Técnico de Telecomunicaciones y la mayor parte de su vida estuvo destinado en
la capital de España. Durante la II República, su amistad con el ministro D.
Manuel Marraco Ramón fue decisiva para que se instalase en teléfono en Agón,
por lo que fue una de las primeras localidades de la comarca que dispusieron de
este servicio. Años más tarde, cuando se decidió edificar la nueva Casa
Consistorial, donó los terrenos en los que fue construido. Por todo ello, el
Ayuntamiento de Agón tomó el acuerdo de dar su nombre a la plaza que, hasta
entonces, era conocida como “plaza del Castillo”.
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