Presidida
por los reyes y con participación de todas las personas que habían participado
como actores, figurantes o meros acompañantes con trajes de época, tuvo lugar
un poco antes de la hora fijada una comida en la plaza del Mercado, en la que
se sirvió un espléndido guiso de carne, al que hacíamos referencia en un
artículo anterior.
En el
transcurso de la comida se sucedieron diversas representaciones. Hubo música,
bailes, actuaciones de humoristas, poesías dedicadas a los monarcas y pequeñas
representaciones, de las que ofrecemos algunas imágenes pues no estuvimos
presentes en todas ellas. En conjunto fue un acto sumamente simpático cuya
programación constituyó otro de los aciertos de la jornada.
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