La
plaza del Olmo fue el lugar donde se desarrolla otra importante escena. Hasta
allí llegó la comitiva ocupando los espacios asignados cada uno de los
ocupantes, mientras el numeroso público congregado los acogía con expectación.
Cuando los soberanos
accedieron al estrado el relator explicó el significado de la escena. Por una
parte la llegada de la cofradía de San Bartolomé y de la comunidad de monjes de
Veruela. Por otra, la presencia de mosén Juan de Coloma que, aunque en el
momento de la visita de los reyes no estaba en Borja, por encontrarse
negociando la devolución del Rosellón, cumpliendo el encargo del D. Fernando,
se había querido dedicarle un recuerdo especial en este año en el que se
conmemora el V centenario de su fallecimiento y en esta plaza precisamente,
dado que allí se alzó la iglesia de Nuestra Señora de Belén que él mandó
edificar.
Inmediatamente
después hicieron su entrada los miembros de la cofradía de San Bartolomé, la
más antigua de Borja que, con su pendón al frente, prestaron homenaje a los
reyes y se colocaron junto a los cofrades de San Sebastián que también portaban
su pendón. Habían llegado desde la parroquia donde tienen su sede canónica
desde el momento de su fundación, descendiendo por la calle de Belén que debe
su nombre a esa iglesia fundada por Coloma.
Desde
la casa que tuvieron en la calle de San Bartolomé y que en la actualidad es la
sede del Museo “Baltasar González”, llegaron seguidamente los monjes de
Veruela, con su abad al frente que, en este caso, saludó a los monarcas
situándose junto a ellos en lugar preferente. Representaba este papel, un grupo
de personas de Pozuelo de Aragón, donde cada dos años tiene lugar otra
recreación histórica, la de concesión de la Carta Puebla a esa localidad, por
parte del abad de Veruela, del que dependía ese lugar.
Después,
entró en el recinto mosén Juan de Coloma y su esposa, los cuales fueron
saludados con gran cordialidad por D. Fernando y Dª. Isabel, recordando los
grandes servicios prestados a la Corona, así como su labor de mecenazgo en
Borja, puesta de manifiesto a través de las obras que realizó y los legados que
hizo constar en su testamento.
De
esta forma finalizó esta nueva escena, emprendiendo el camino hacia la plaza de
España, donde tuvo lugar la siguiente, por las calles Mayor y Costa.
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