domingo, 21 de julio de 2019

El marqués de Mora y Julie de Lespinasse


Cuando el día 1 de junio publicamos un artículo sobre fray Antonio José Rodríguez, monje del monasterio de Veruela y autor de varias obras de Medicina que algunos han considerado de gran interés, hacíamos alusión la demoledora opinión del Dr. D. Gregorio Marañón sobre el monje cisterciense del que afirmaba que “ejerció también la Medicina; uno de sus enfermos fue el famoso marqués de Mora, amante desdichado de mademoiselle de Lespinasse. Es de suponer que el frívolo y librepensador magnate recibiera, en la paz del monasterio de Veruela, eficaces ayudas espirituales, que harto las necesitaba; pero, sin duda, no le aprovecharon los remedios médicos del buen fraile, al que en su tiempo llamaron magister sine magistro, y que no fue maestro de nada, pese al entusiasmo de Menéndez y Pelayo y del padre Coloma”.

La referencia al marqués de Mora y a su amante nos interesó por lo que decidimos ampliar nuestros escasos conocimientos sobre esa relación, descubriendo la vinculación familiar entre el aristócrata y un borjano actual que ha destacado, en este caso, por su dedicación al Arte y no por las veleidades amatorias de su antepasado.




         Porque se trataba de D. José María Pignatelli de Aragón y Gonzaga, V marqués de Mora y III duque de Solferino, nacido en Zaragoza el 19 de abril de 1744, siendo hijo de D. Joaquín Pignatelli de Aragón y Moncayo, conde de Fuentes y de Dª. Maria Luisa Gonzaga y Caracciolo, duquesa de Solferino. No hemos encontrado imágenes suyas, por lo que reproducimos la portada de la biografía que, sobre él, escribió el P. Coloma, entusiasta también del P. Rodríguez, como señalaba Marañón.
         Con 16 años lo casaron con Dª. María del Pilar Abarca de Bolea, única hija del conde de Aranda, con el propósito de unir a tan importantes familias. Como aportación al enlace, se consiguió para el muchacho el nombramiento de abanderado en el Regimiento de Guardias Españolas de Infantería, aunque no se incorporó a su destino dado que el nuevo matrimonio viajó, con el conde de Fuentes a Londres, donde había sido nombrado embajador (lo había sido antes en la corte piamontesa). En la capital inglesa nació su primera hija, Joaquina, que apenas vivió unos meses.

         Regresaron a Madrid, donde José María inició una brillante carrera militar en la que, a pesar de su edad y su nula experiencia, le llevó a mandar, como coronel, el regimiento de Mallorca en 1762 y al año siguiente el regimiento de Galicia.



         Pero el flamante coronel, a sus 19 años, tenía otras ocupaciones como dedicarse a cortejar a la famosa actriz María Ladvenant y Quirante, la “Divina Mariquita”, tres años mayor que él y primera dama de la escena española. Sus relaciones causaron cierto escándalo, aunque la artista era objeto de la admiración de destacados intelectuales como José Cadalso (también militar), el poeta Leandro Fernández de Moratín (mucho más joven) y el propio Jovellanos. La actriz murió con 25 años, dejando atrás una larga secuela de rivalidades profesionales y escándalos más o menos públicos.

         El 25 de agosto de 1764, su esposa dio a luz a su segundo hijo, al que impusieron el nombre de Luis Gonzaga, al fin y al cabo estaban emparentados con el Santo, pero murió de sobreparto y el niño quedó al cuidado de su abuela materna que, sin embargo, falleció a los tres años.



         Libre de todo tipo de ataduras, el marqués de Mora decidió reunirse con su padre que, por entonces, era embajador ante la corte de París, y allí el apuesto aristócrata comenzó a frecuentar los más prestigiosos salones, donde conoció a mademoiselle de Lespinasse.
Jeanne Julie Éléonore de Lespinasse o Julie de Lespinasse, como se la conocía, era una persona sumamente influyente, a través de las reuniones que organizaba en su domicilio de la rue Bellechasse, de las que era asistente habitual  Jean le Rond D'Alembert​, el famoso filósofo y director de La Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, el paradigma del pensamiento ilustrado.

José María se enamoró perdidamente de Julie que, en cierta manera, le correspondió por lo que llegaron a pensar en contraer matrimonio, a lo que se opuso la familia.



         El marqués de Mora tuvo también relación con Voltaire, al que visitó en Ferney, despertando las simpatías del filósofo que pensó en él para utilizarlo como introductor en España de las ideas de la Enciclopedia. En su opinión, se trataba de un joven de extraordinario mérito que podía servirle de enlace con la aristocracia española.
         Regresó a Madrid, donde representó a los condes de Fuentes en las capitulaciones matrimoniales de su hermana María Manuela Pignatelli con el duque de Villahermosa y, tras la boda, volvió con los recién casados a París, retomando su relación con Julie.

Pero, en 1770, fue nombrado Brigadier de los Reales Ejércitos y tuvo que viajar a la capital de España. Para entonces habían comenzado a manifestarse los síntomas de la tuberculosis que fueron los que le llevaron a Veruela para intentar la curación con la ayuda de fray Antonio José Rodríguez que es lo que ha motivado este artículo.
Como apuntaba Marañón, los cuidados del monje de nada valieron, pues fue empeorando y en enero de 1771, obtuvo la licencia absoluta en esos Reales Ejércitos a lo que no creemos prestara demasiada atención.

Mientras tanto, Julie de Lespinasse se había enamorado de otro militar, en este caso francés: el coronel Guibert, aunque sin abandonar su relación epistolar con el marqués de Mora. El tener dos amantes a la vez, aunque uno estuviera lejos, le planteaba ciertos problemas de conciencia, según los autores que han estudiado sus cartas.




         El que no tenía problemas era el pobre José María, aunque no sabemos si conocía los devaneos de su amada, porque cuando el “celestino” de D’Alembert le sugirió que fuera a reunirse con Julie, el marqués no dudó en emprender el viaje, a pesar de su lamentable estado de salud. No llegó a pasar de Burdeos donde, en un hotel, falleció el 27 de mayo de 1774, consumido por la tuberculosis. Tenía 30 años recién cumplidos.
         Para Julie, la noticia constituyó un duro golpe al que vino a sumarse la boda del coronel Guibert con otra mujer. En realidad, este último nunca había sentido la misma pasión por ella que el marqués de Mora, pero para Julie la pérdida de sus dos amantes le afectó profundamente y llegó a pensar en el suicidio. No hizo falta pues la muerte le sobrevino en Paría el 23 de mayo de 1776, a los 44 años de edad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario