lunes, 22 de julio de 2019

En torno a don Juan de Borja y Castro


         En el último número de la revista Cuadernos de Estudios Borjanos, aparecido recientemente, el corresponsal de la agencia EFE en Praga D. Gustavo Monge publica un interesante artículo sobre  “Juan de Borja y Castro: Un estudio sobre la gestión de la opinión pública durante su embajada en Praga (1578-1580)”.
         Sobre este personaje ya nos hemos ocupado en otras entradas aparecidas en este blog. Era el tercer hijo que San Francisco de Borja tuvo con su esposa Dª.  Leonor de Castro Mello y Meneses, dama de la emperatriz Isabel.
Había nacido en Bellpuig, en 1533, cuando su padre viajaba para participar en las Cortes de Monzón. Fue un militar destacado y, sobre todo un experto diplomático que desempeñó el cargo de embajador ante las cortes de Lisboa y Praga.

Sobre su gestión en esa ciudad es de lo que se ocupa el artículo de D. Gustavo Monge y fue allí donde, en 1581, publicó su obra Empresas Morales.




         Está considerada como el primer tratado de Emblemática escrito en español. En el Centro de Estudios Borjanos disponemos de una edición facsimilar de la que, en 1680, publicó en Bruselas su nieto D. Francisco de Borja, arcediano mayor de la catedral de Valencia, a partir de la obra original de su abuelo, añadiéndole otros emblemas que había dejado manuscritos. La obra que tenemos fue editada por en 1981 por la Fundación Universitaria Española, con un estudio introductorio de Carmen Bravo-Villasante.



            Con el nombre de emblema, se designaba a una imagen enigmática, acompañada por una frase o leyenda, generalmente en latín, que ayudaba a comprender su significado. En los tratados se añadía un texto en idioma común comentando con más amplitud el sentido de lo expresado en el emblema o jeroglífico.


            Poco después regresó a España, ocupando puestos en la Corte. Felipe II le concedió el título de conde de Mayalde y ya en el reinado de Felipe III fue creado conde de Ficalho. Su actividad decayó progresivamente, como consecuencia de la enfermedad de gota que padecía y que provocó el fatal accidente que le ocasionó la muerte el 3 de septiembre de 1606, al caer por las escaleras del monasterio de El Escorial, como consecuencia de las limitaciones motoras derivadas de esa dolencia.



Al regresar a España, tras desempeñar sus misiones diplomáticas, ocupó puestos destacados en la Corte. Felipe II le concedió el título de conde de Mayalde y ya en el reinado de Felipe III fue creado conde de Ficalho. Su actividad decayó progresivamente, como consecuencia de la enfermedad de gota que padecía y que provocó el fatal accidente que le ocasionó la muerte el 3 de septiembre de 1606, al caer por las escaleras del monasterio de El Escorial, como consecuencia de las limitaciones motoras derivadas de esa dolencia.

Aunque inicialmente su cuerpo fue sepultado en el Colegio Imperial de Madrid, en 1613 fue trasladado a la iglesia de San Roque de Lisboa, entonces de los jesuitas, siendo depositados en su capilla mayor.



         Cuando visitamos ese templo, en 2016, con ocasión de un congreso de Europa Thesauri, dimos noticia de ese hecho y de la lápida que lo recuerda. La relación con la Compañía de Jesús era evidente, por haber sido su padre Prepósito General de la misma y el honor de ser sepultado en tan relevante lugar obedecía a la donación que había efectuado de una impresionante colección de reliquias reunidas durante su estancia en Praga, que provenían de diversas iglesias de Bohemia, Hungría, Colonia y Roma.


         Es curioso que al preparar ahora un nuevo viaje, hayamos encontrado oculto en un compartimente de nuestra maleta, el libro que sobre esa iglesia nos entregaron hace casi tres años y que creíamos haber perdido.




         En él se reproducen las dos vitrinas armarios, situados a ambos lados del altar mayor, donde se conserva esa colección de reliquias a las que antes hacíamos referencia. 




         Queremos recordar también que su primogénito D. Francisco de Borja y Aragón llegó a ser virrey del Perú y, en su honor, se dio el nombre de Borja a una localidad peruana, una de esas “Borjas de ultramar” a las que hemos dedicado especial atención en este blog.

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