sábado, 27 de julio de 2019

Menor riesgo pero el mismo entusiasmo


         En principio, con menor riesgo pero con el mismo entusiasmo, muchos vecinos de Borja engalanaron los balcones y ventanas de las casas bajo las que iba a discurrir el cortejo real, aunque también tuvieron que lidiar con las consecuencias del viento que deshacía lo conseguido con tanto esfuerzo.






         He aquí algunas imágenes del aspecto que presentan las plazas del Mercado y del Olmo, así como la entrada de la calle de San Bartolomé.






         Así quedaron algunas fachadas de la plaza de Nuestra Señora de la Peana en donde destacaban los flácidos gallardetes de las ventanas del Museo de la Colegiata. La Casa de Aguilar también fue engalanada, así como un edificio próximo, cuya propietaria se esforzó en ocultar los miradores todavía existentes en ella.




         Podríamos poner otros muchos ejemplos, entre los que destaca la decoración de este torreón en donde su propietaria, en lugar de recurrir a la solución más fácil, la de colgar las banderas de sus ventanas, prefirió llevarlas hasta allí, a través de una ascensión libre por la fachada del edificio, emulando las gestas de un familiar cercano, gesto muy aplaudido por las personas que se congregaron para presenciarlo y preparadas para hacer frente a un fatal desenlace.

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