lunes, 29 de julio de 2019

Volvimos al parque


         Recuperados del sopor derivado de la ingestión de la carne guisada, retornamos al parque que, durante estos días ha sido escenario de múltiples actividades para todas las edades. En ese momento, era protegido por patrullas armadas que inspiraban gran confianza.






         Como el día anterior, pudimos constatar una gran afluencia de público y es que el recinto de este mercado medieval (que no era una mera sucesión de puestos) ha sido un acierto de esta edición, superando al de ocasiones anteriores.





         El puesto de “Sartenes y Pucheros” seguía repartiendo sus rebanadas de pan con vino y azúcar. Pero, había otros puestos que también despertaban el interés de los visitantes, como un taller de caligrafía que no habíamos visto el día anterior.



 


         Aunque el cansancio ya se hacía sentir, así como el cambio de temperatura que obligaba a adoptar precauciones, los pequeños pajes y los más jóvenes cuadrilleros aún tuvieron ganas de mostrar sus habilidades de equilibristas con las lanzas.




         Apartado del bullicio, encontramos a un fraile franciscano que oraba en silencio por la remisión de sus pecados. Todo ello, antes de fueran convocados para reagrupar la comitiva que iba a llevar a los Reyes a presenciar las justas organizadas en su honor.

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