Ha sido D. Ramiro Adiego Sevilla, purjosano de adopción y
vocación, quien nos ha llamado la atención sobre un artículo publicado en el
último número de Vía Lata que nos había
pasado desapercibido. Se titula “Cuando Purujosa (Zaragoza) pidió trasladarse a
La Violada” y lo firma D. Julio Abad Piracés.
En él se relata la curiosa historia de la iniciativa
adoptada por los habitantes de esa localidad, entonces perteneciente al Partido
Judicial de Borja, de emigrar en masa a la zona de La Violada, entre Almudévar
y Zuera.
Acaeció en 1929, durante la Dictadura de Primo de Rivera,
época en la que se había creado la Confederación Hidrográfica del Ebro y puesto
en marcha la introducción del regadío en zonas como la de La Violada. Para
cultivarlas se requerían colonos y, por este motivo, los habitantes de Purujosa
que, en aquellos momentos, eran alrededor de 500, acordaron en una reunión
plenaria el trasladarse a esas nuevas zonas de regadío.
El motivo que se aducía para ello era la precaria situación
económica por la que atravesaba la población. La deforestación llevada a cabo
durante la segunda mitad del siglo XIX y el cierre de las minas de Valdeplata,
habían provocado una considerable merma de sus ingresos, al igual que en otras
localidades de la zona.
A ello vinieron a sumarse algunas catástrofes
climatológicas, como el desbordamiento del río Isuela el 25 de junio de 1929.
Estas fotografías las tomó, en Purujosa y Calcena, Ramiro Adiego cuando tras
unas tormentas, comenzó a discurrir agua por el barranco de la Virgen (foto
superior) y el Isuela llegó a tener un caudal de 51 metros cúbicos por segundo,
a su paso por Calcena (foto inferior).
Pero, en 1929, la crecida fue mucho más espectacular, dado
que alcanzó una altura de seis metros y arrasó toda la zona de regadío. En el
artículo citado se afirma que las descargas eléctricas ocasionaron la muerte de
algunas personas, dejando a las restantes sin medios para subsistir durante el
siguiente invierno.
Aunque la solicitud de los purjosanos fue informada
favorablemente por la Junta Social del Gállego, reunida en diciembre de 1929 en
la Granja de Almudévar, la emigración masiva no se llevó a efecto por razones
que ignoramos y que habrá que investigar.
En cualquier caso, se trata de un caso llamativo, aunque no
único, dado que, en 1911, los habitantes de Calcena ya habían querido emigrar
en masa a la Argentina, como comentaremos en otra ocasión.
Pero, lo que entonces parecía una cosa sorprendente, ha
llegado a consumarse cien años después cuando el número de habitantes que, de forma
permanente, residen en Purujosa y Calcena, es prácticamente simbólico. De ahí
que, cuando nos planteamos los problemas de esa “España despoblada” que tanto
interesa ahora, no debamos olvidar que es imposible fijar población cuando no
existen los recursos económicos ni los servicios necesarios para su
mantenimiento.
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