Algunas personas nos han preguntado por qué no hacemos,
desde hace tiempo, alusión a la pandemia. Al margen de que se trata de un tema
un tanto ajeno a los que abordamos en el blog, recordamos que, cuando al inicio
de la misma, lo hicimos, aprovechando que nuestro Presidente es especialista en
Microbiología y Medicina Preventiva, hubo algunos que nos tildaron de alarmista
e, incluso, hubo quien nos reprochaba el ofrecer información no contrastada.
Mientras tanto, la pandemia ha ido extendiéndose por todo el
mundo, con cifras cada vez más preocupantes, a pesar de que el descenso de
casos experimentado en España ha hecho creer que la crisis iba siendo superada,
cosa que los rebrotes que estamos padeciendo vienen a desmentir.
Prever el futuro es algo imposible, pues nadie tiene dotes
de adivino y, por otra parte, el desconocimiento en torno a la enfermedad es
muy grande, de manera que incluso los supuestos expertos no se ponen de acuerdo
incluso sobre los mecanismos de transmisión y sobre las medidas a adoptar.
Recientemente, el Director Adjunto de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), el italiano Ranieri Guerra efectuó en la RAI 3 unas
declaraciones realmente preocupantes, dado que este especialista comparaba la
situación actual con la provocada por la mal llamada “Gripe española” de 1918.
Señalaba que, tras una primera fase en la que provocó
500.000 muertos (los de la actual pandemia ya superan esa cifra) rebrotó con
fuerza en el mes de septiembre ocasionando una cifra de fallecimientos que
nunca ha llegado a cuantificarse con certeza pero que oscila entre 50 y 100
millones de personas, alrededor de 300.000 en España. Ranieri admitía la
posibilidad de que COVID pueda llegar a ocasionar unos 50 millones, sobre todo
teniendo en cuenta su difusión en áreas más vulnerables, donde ya se está
extendiendo con rapidez.
El Director Adjunto de la OMS tampoco es un adivino, por lo
que sus estimaciones no pueden tomarse como un dato cierto, pero sí que
constituyen una valoración importante acerca de la importancia que se concede a
la pandemia y a sus demoledores efectos, tanto desde el punto de vista
sanitario como económico. Esto último es algo que, por el momento, suele ser relegado,
dado que priman los aspectos relacionados con la morbilidad y la mortalidad
ocasionadas por la enfermedad.
Respecto a las medidas de prevención a adoptar, una vez más
se insiste en la utilización de mascarillas. Ya se hizo con ocasión de la
gripe, como muestras estas imágenes en una de las cuales una de las personas
luce un cartel con la frase “Wear a mask” (Use la mascarilla).
Pero, aunque las mascarillas proporcionan una falsa sensación
de seguridad, entonces no pudieron evitar las sobrecogedoras imágenes de
aquellos grandes espacios habilitados como hospitales improvisados, en los que
tantas personas murieron.
Mucho más eficaz que las mascarillas o las fumigaciones con
bactericidas, son otras medidas como evitar grandes concentraciones, el uso de
medios de transporte masivos, siempre que sea posible y, sobre todo, la
permanencia de muchas personas en locales cerrados, sean públicos o peñas
privadas.
Y, desde luego, un medio que entonces no existía, el rastreo
de los casos y la detección de las personas con las que han estado en contacto
para aislarlas preventivamente de manera inmediata.
El Dr. Ranieri Guerra en sus comparecencias públicas ha
aparecido con frecuencia portando una mascarilla FFP 3 mucho más eficaz que las
de uso quirúrgico que suelen verse en nuestras calles. Pero la forma de
utilizarla no deja de llamar la atención en una persona tan relevante, lo que
nos induce a pensar que no concede demasiada importancia a ese procedimiento.
Por lo que respecta a nuestra zona, día a día se suceden las
noticias relacionadas con la aparición de nuevos focos, como el caso de un
ciudadano extranjero en Borja, los de una empresa de Magallón y, ahora, los de
Boquiñeni, donde el Ayuntamiento ha decretado el cierre de los parques,
instalaciones deportivas y el centro de mayores. Todo ello, mientras en Aragón
el Gobierno autonómico ha decretado la vuelta atrás en amplias zonas entre las
que, por el momento, no se incluye la nuestra.
Resumiendo, la situación dista mucho de estar superada, por
lo que hay que mantener una actitud expectante, evitando contactos y
desplazamientos innecesarios. Aunque nadie pueda asegurarlo, podemos llegar a
una segunda fase peor que la anterior, donde, aunque no haya sido
suficientemente resaltado, hubo algo que no falló: la cadena de suministros
alimentarios.
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