La
antigua parroquia de San Bartolomé de Borja, antes de su demolición en el siglo
XX para ser transformada en el impersonal espacio actual, fue sometida a una
serie de reformas desde su origen, inmediatamente después de la Reconquista.
Fue el
Dr. D. Alberto Aguilera Hernández quien, en un artículo publicado en el número
XLIX de Cuadernos de Estudios Borjanos,
analizó las distintas fases constructivas. Especial interés tuvieron sus
aportaciones sobre la reforma neoclásica, acometida entre 1779 y 1781.
El
mecenas que aportó los fondos para esa obra fue D. Joaquín Pérez Martínez que
identificó perfectamente y sobre el que aportó datos biográficos precisos que,
ahora, se han visto corroborados con el documento localizado en el archivo
Sánchez del Río, en el que se detalla toda su genealogía.
D.
Joaquín Pérez costeó además varios retablos y las imágenes que estaban situadas
en las pilastras que flanqueaban la nave. El franciscano fray José de la Huerta
ya había dado noticias de esa obra y del resultado de la misma, afirmando que
había quedado “una iglesita muy decente a lo que no cede la parroquial de San
Miguel, por el mérito que tiene la imagen del santo titular y cuadros de los
altares”.
La
obra neoclásica implicó la demolición del templo anterior del que, sin embargo,
se conservó la torre que aparece en esta fotografía que, desde luego, es
anterior. También se cambió la orientación del templo que, actualmente no se
dirige al Este, como es habitual en la mayor parte de las iglesias.
Ahora,
el Dr. Aguilera acaba de encontrar en el archivo de la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando el expediente de esa reforma de finales del siglo XVIII. Para
entonces, todos los proyectos tenían que ser sometidos a su consideración, dado
que la academia pretendía introducir un nuevo modelo constructivo, ajustado a
los gustos de la época, como ocurrió con la colegiata de Santa María.
Y allí
se conserva la traza para la fachada del templo que fue remitida desde Borja
que fue rechazada por la Academia, aduciendo el haber sido realizada con “pocas
inteligencias y mal gusto”. Se da la circunstancia de que la fachada es lo
único que se ha conservado, por lo que sería de gran interés el conseguir una
copia del primer diseño para compararlo con el resultado final.
En el
árbol genealógico que hemos insertado aparecen otros miembros de la familia,
aunque no todos, pues el Dr. Aguilera documentó la existencia de varias
hermanas de D. Joaquín Pérez, feligrés de la parroquia, que no aparecen en él.
Dada la importancia de algunos de ellos, nos gustaría recabar nuevos datos,
pues no los habíamos incluido en nuestro Diccionario
Biográfico.
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