En la
Sala VI del Museo de la Colegiata de Borja se exhibe esta bella imagen de San
Miguel que, originalmente, fue la titular de la parroquia dedicada al arcángel.
Fue
Rafael García quien recogió la noticia de que fue encargada por el ilustre
jurista borjano D. Tomás Martínez Galindo, afirmando que fue realizada en 1730
por “Simón Lacasa, escultor, natural de Borja, que residía en Huesca”.
Se
trata, indudablemente, de una obra importante, por lo que parece razonable
pensar que su autor tuvo que ser un artista de reconocido prestigio, pero el
problema radica en que no hemos encontrado la más mínima mención de ese “escultor
borjano”.
En los
libros parroquiales de Borja, localizamos a un Simón Lacasa, hijo de Diego
Lacasa y de Rosa Castro, que fue bautizado en la parroquia de San Miguel el 26
de octubre de 1708 que, en el caso de ser el artista, hubiera tenido que
realizar la imagen de San Miguel a la edad de 22 años, lo que no deja de ser llamativo.
Comoquiera
que Rafael García no cita la fuente de la que tomó la noticia (algo habitual en
los eruditos que pasan por historiadores), en nuestro Diccionario Biográfico ya
expusimos las dudas que nos planteaba esta cuestión, lo que no ha sido óbice
para que otros autores, como Inmaculada Arias de Saavedra, también la recojan
en trabajos académicos.
Distinto
es el caso de Tomás Martínez Galindo, cuya biografía es bien conocida. Nacido
en Borja el 19 de diciembre de 1671, fue bautizado en la colegiata de Santa
María. Tras graduarse como Doctor en Derecho en la Universidad de Zaragoza,
inició una brillante carrera que le llevó a ocupar la plaza de fiscal en la Real
Audiencia de Sevilla y, posteriormente, la de Oidor en la Real Chancillería de
Valencia, ciudad en la que falleció el 6 de enero de 1736. Fue autor de dos
obras (en realidad la misma con título diferente) en las que proclamaba su
condición de borjano: “Aragonum Jurisconsulto Burgiensi”.
Ahora,
uno de los documentos localizados en el archivo Sánchez del Río, nos ha
aportado nuevos datos. Tomás Martínez Galindo era hijo de José Martínez de
Viana y de Victoria Ubau Galindo, estando emparentado con la progenie de
Victoria Ubau, a la que también pertenecieron los Pérez, unos personajes
importantes a los que nos referiremos en otro artículo, dado que uno de ellos
fue quien sufragó la obra de la derribada parroquia de San Bartolomé.
Pero
no hay la menor alusión a su encargo de la imagen de San Miguel que, para el
Dr. D. Alberto Aguilera Hernández es prácticamente imposible que pueda ser
atribuida al desconocido escultor Simón Lacasa.
Para
el Dr. Aguilera la obra de Borja responde a un modelo iconográfico desarrollado
por Luisa Roldán “La Roldana” (1652-1706), hija del también escultor Pedro
Roldán que llegó a ser escultora de cámara de Carlos II. Había iniciado su
formación en Sevilla, siendo la primera mujer española que ejerció el oficio y
fue en su etapa en la Corte cuando realizó el San Miguel que se conserva en la
basílica de San Lorenzo de El Escorial.
Esta
obra encierra una curiosa historia, dado que La Roldana se autorretrató como
San Miguel, mientras que el diablo que tiene a sus pies es su marido Luis
Antonio Navarro de los Arcos, al que había conocido cuando era aprendiz de
escultor y con el que se casó a pesar de la oposición de su padre, siendo un
matrimonio muy infeliz, por los malos tratos que le dispensaba el esposo.
El
modelo de Luisa tuvo su eco en otros escultores vallisoletanos, dando lugar a
obras como la que se conserva en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid,
cuyo autor fue Felipe de Espinabete.
En
opinión del Dr. Aguilera el San Miguel de Borja está relacionado con ese círculo
artístico y, como fundamento, aporta un dato desconocido hasta ahora, el que
Tomás Martínez Galindo estuvo destinado en Valladolid y fue en su Real
Chancillería donde inició su carrera como jurista, antes de marchar a Sevilla,
algo que había pasado desapercibido.
La
intuición de D. Alberto Aguilera es sumamente sugerente, aunque por el momento
sigue siendo una hipótesis en torno a una obra que aún no ha revelado el enigma
que encierra su autoría.
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