Ayer
se celebró la solemnidad de Santiago Apóstol, Patrón de España, pero las circunstancias
actuales están contribuyendo a que muchas fiestas pasen desapercibidas e
incluso nosotros nos olvidamos de destacarla.
Y
ello, a pesar de que en Borja, se celebró durante muchos años en el Cinto, de
forma similar a cómo se hacía en sus barrios correspondientes las fiestas de
San Juan, San Pedro, o la Virgen del Carmen.
En el
centro de aquella zona había un edificio con una hornacina en la que se
colocaba ese día la imagen del Santo y, en torno a ella se congregaban sus
vecinos que, previamente decoraban la calle con algún tipo de adornos.
Cuando
la casa desapareció dejaron de celebrarlo pero, algún tiempo después, volvieron
a colocar la imagen en el solar del antiguo edificio y, costeado a sus
expensar, ofrecían un espléndido refrigerio para todos los que acudían a media
mañana, rezando unas preces.
Se da
la circunstancia, además, de que en Borja tiene dedicada una calle, aunque el
nombre de “San Jaime” no lo relacionen algunos con el de “Santiago”. Está
situada tras la Casa de las Conchas, en cuya planta superior con acceso por esa
vía la condesa de Castelflorite fundó un hospital de peregrinos para acoger a
los que se desplazaban a visitar la tumba del apóstol, el cual era distinto al
Hospital Sancti Spiritus entonces emplazado en lo que ahora es Museo de la
Colegiata.
Reparado
nuestro fallo, imploramos la protección de Santiago para la nación que, desde
remotas épocas, lo tiene por Patrón.
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