Ayer tuvimos la oportunidad de visitar las obras de restauración
del antiguo palacio de los abades de Veruela, en Bulbuente, con el espectacular
torreón contiguo que, como es sabido, ya fue restaurado hace tiempo.
La recuperación de ese monumento excepcional fue acometida,
hace seis años, por D. Manuel Giménez Aperte, tras la terminación de las obras
de rehabilitación del castillo de Grisel y, durante todo este tiempo, han sido
llevadas a cabo con un cuidado exquisito, estudiando la compleja historia del
edificio (que se encontraba prácticamente en ruinas) y efectuando catas que han
permitido descubrir numerosos testimonios de su pasado esplendor.
Articulado en torno a un patio interior en el que han sido
abiertos los arcos de la planta baja y los de la galería de la planta noble, el
palacio cuenta con tres plantas en las que, manteniendo los espacios más
relevantes, se han ubicado las diez habitaciones con las que contará el futuro
hotel instalado allí.
El salón principal de la planta noble está completamente
terminado. Se ha recuperado la puerta con un arco conopial situado al fondo y
también la ventana con los dos poyetes o “festejadores” sobre cuya inesperada aparición,
al derribar un falso muro, ya informamos.
También ha finalizado la restauración de la capilla
contigua, cuya bóveda ha sido cuidadosamente limpiada de las numerosas capas de
cal que la recubrían. Como ejemplo de que siguen produciéndose descubrimientos
ofrecemos esta imagen de los restos de un vano, también trazado con arco
conopial, que ha aparecido sobre el vano de acceso a la galería y que viene a
demostrar las sucesivas fases constructivas que afectaron al conjunto.
Ayer se estaba trabajando en el rejuntado del pavimento ya
dispuesto en la galería, mientras en otro punto era instalado el ascensor que
permitirá el acceso a todas las plantas y los trabajos de albañilería se
centraba ya en la planta inferior, la última que queda pendiente.
En las superiores ya ha finalizado el acondicionamiento de
las habitaciones y de los baños de todas ellas, habiéndose instalado también
todas las conducciones eléctricas y la fontanería.
Todas las habitaciones disponen de espléndidas vistas exteriores
y muchas de ellas tienen terraza y jacuzzi.
Pero hay una que, en realidad, es un apartamento en una de cuyas estancias
había una antigua cocina que se ha mantenido, proporcionándole un encanto
especial.
Quedan aún muchas cosas pendientes, como es lógico, pero ya
podemos afirmar que las obras han entrado en su recta final y que, dentro de un
plazo razonablemente corto, Bulbuente y toda nuestra comarca van a disponer de
un establecimiento hotelero de singular importancia.
A
la hora de destacar a quienes han hecho posible este auténtico milagro, junto a
D. Manuel Giménez Aperte y a su sobrino el gran escritor D. Luis Zueco Giménez
que ya ha establecido su residencia en la casa contigua al palacio, es justo
que reconozcamos el mérito de D. Timoteo Melero Gracia, un hombre excepcional,
que puede ser considerado el continuador de aquellos grandes maestros de obras
medievales que, con su inteligencia y capacidad, fueron capaces de levantar
grandes obras de las que todos nos sentimos orgullosos. Timoteo ha hecho lo
mismo, con un reducido grupo de colaboradores y no demasiados medios, porque
con sus excepcionales dotes es capaz de resolver los más complicados problemas,
como hemos tenido ocasión de comprobar en varias ocasiones.
La visita nos deparó además la ocasión de ver a Luis
trabajando, en un improvisado despacho, en la redacción de una nueva novela. No
queremos desvelar el argumento hasta que lo haga él, pero creemos que es
sumamente interesante y está llamado a tener el mismo éxito que su última
novela, El mercader de libros, que va
ya por la quinta edición.
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