D.
Igor Cacho Ugalde, que recientemente nos visitó para tratar sobre la situación
del castillo de Vozmediano, fue quien nos llamó la atención sobre la lauda
sepulcral romana que allí existe, a la que poco después dedicamos un artículo.
Decíamos
entonces que no disponíamos de imágenes de la misma, por lo que tuvimos que
recurrir a la que aparecía en una de las publicaciones del Centro de Estudios
Turiasonenses. Ahora nos ha remitido las que insertamos aquí, en las que se
aprecia con claridad el lugar del emplazamiento de esa pieza, a la entrada de
la torre del homenaje.
Nos
acompaña también la transcripción efectuada por Manuel Peña García en un artículo
que fue insertado en el nº 11 de Cuadernos
Agredanos, prácticamente igual a la que dimos a conocer.
Durante
aquella visita, le mostramos el capítulo que D. Federico Bordejé dedicó a “La
frontera de Santillana” en su obra Rutas
Becquerianas, en el que aparecen varias imágenes del castillo de
Vozmediano. El libro fue publicado en 1932, por lo que las fotografías tuvieron
que ser realizadas en esa época.
En una
de ellas, que le llamó poderosamente la atención, podía verse el torreón de
acceso a la fortificación y, a su lado, (señalado con una flecha verde) una
construcción de nichos, dado que el interior del castillo era y sigue siendo
utilizado como cementerio de la localidad.
Pero, también a la izquierda de la imagen (señalada con
flecha roja) existían restos importantes del castillo que, en su opinión habían
desaparecido.
Ha
puesto especial interés en comprobarlo y en esta fotografía que acaba de tomar,
pueden verse (señalados con flecha verde) los mismos nichos que aparecían en la
foto de Bordejé, pero todo lo que había a su lado, fue destruido para levantar
otros nuevos.
¿Cuándo
ocurrió eso? Desde luego después de 1932, aunque no ha sido posible establecer
la fecha de ese desmán, especialmente significativo por tratarse de una
actuación en un monumento que tenía la consideración de “Monumento
Histórico-Artístico”, ahora BIC.
Otra
actuación llevada a cabo en su interior fue la construcción de la pasarela que
da acceso a la primera planta del torreón. Cuando lo visitábamos en el pasado
para llegar a esta ella, era preciso utilizar una escalera de mano, de madera,
desde el interior de la planta baja. Era arriesgado pero el ascenso merecía la
pena, dado que el torreón se conservaba en muy buen estado.
Nos
informa también sobre nuevos derrumbes producidos dentro del recinto, lo que
viene a poner de manifiesto la necesidad de una urgente actuación que, por el
momento, venga a salvar este importante monumento, antes de plantear otras
posibilidades sobre su utilización.
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