Las
anguilas (Anguilla anguilla) son unos
peces teleósteos del orden de anguiliformes de cuerpo alargado cuya longitud
puede superar los 130 centímetros llegando a alcanzar más de 6 kilos de peso.
Su ciclo vital es sorprendente, dado que viven en los ríos pero van a desovar
al mar, a diferencia de los salmones que, desde la mar, ascienden por los ríos,
para efectuar su puesta.
Pero,
lo más fascinante es que los ejemplares adultos para aparearse y desovar
efectúan un recorrido de cerca de 5.000 kilómetros hasta el mar de los Sargazos
de donde nunca regresarán. Sí lo hacen las crías o larvas que, impulsadas por
las corrientes marinas vuelven a los ríos, de donde procedían sus progenitores,
y allí sufrirán la metamorfosis que las convertirá en adultos.
El mar de los Sargazos es una zona del
Atlántico con una extensión superior a los tres millones de kilómetros
cuadrados en la que se acumulan las algas que le dan nombre, las cuales se
mantienen a flote merced a unas vejigas que se aprecian muy bien en esta última
fotografía. Fue descubierto por Cristóbal Colón en su primer viaje, quedando
sorprendido por la presencia de lo que interpretó como “plantas”. La ausencia
de vientos y las propias algas constituían un serio obstáculo para la
navegación a vela, por lo que dio lugar a numerosas leyendas, algo lógico pues
todavía sigue llamando la atención a los que, en la actualidad, navegan por sus
aguas.
El
Ebro era uno de los ríos en los que vivían las anguilas que ascendían y
descendían por su cauce hasta que la construcción de presas constituyó un
obstáculo insalvable. Ello propiciaba el que hubiera personas que se dedicaran
a su pesca, cosa que se sigue haciendo en el delta.
También
los había en Novillas, donde para capturarlas clavaban con la ayuda de pontones
unos postes en el río en los que tendían las redes, aprovechando las épocas en las
que el caudal era menor. Cuando las anguilas descendían quedaban atrapadas en
las redes.
Desde
allí eran trasladadas a las “pesqueras”. Se trataba de unos receptáculos
cuadrangulares construidos junto a un manantial que les proporcionaba el agua necesaria
para que allí pudieran conservarse las anguilas hasta su venta, como si se
tratara de una piscifactoría.
En
Novillas llegó a haber varias, de las que sólo se conserva una, cuyas imágenes
nos ha facilitado D. Guillermo Carranza Alcalde. Tenían una puerta y unas
pequeñas escaleras. Sobre estas pesqueras, nombre con el que eran conocidos
esos espacios, publicó un artículo D. Carlos Heredia en el nº 24 de la revista Gaiteros de Aragón, donde también hacía
referencia a la pesca de los ejemplares jóvenes que remontaban el río durante
su retorno lo que, en este caso, se realizaba con anzuelos. Allí se señala que
las anguilas capturadas podían superar, algún año, los 500 kilos, siendo
vendidos a 4 o 5 pesetas el kilo, aunque en Navidad el precio era mayor, dada
la costumbre de consumir en esas fechas angulas que son los alevines de la
anguila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario