En el cementerio de Palma, muy cerca del monumento dedicado a los caídos de la Aviación Española, se alza una gran columna bajo la que están enterrados un determinado número de aviadores y marinos italianos, cuyos restos no fueron trasladados al Sacrario Militar de Zaragoza.
El monumento diseñado por el arquitecto Ugo Geunari, fue
realizado en Italia desde donde fue transportado a Palma de Mallorca en 1938 y
las obras contaron con la colaboración del ingeniero Ricardo Zorgi. En los últimos
años ha estado en punto de mira de determinados sectores que lo consideran un
símbolo de la Italia de Mussolini e insisten en la necesidad de que sea
eliminado, a pesar de que está bajo la tutela del actual estado italiano.
Consta de una esbelta columna de
mármol, rematada por un capitel corintio y, bajo un águila con las alas
desplegadas, hay una lápida en la que puede leerse: “A los marinos y aviadores de
Italia, caídos en España, que reposan aquí. 1936-1939”. Ni en el texto, ni en
el diseño del monumento de advierte ningún símbolo de tipo político, por lo que
sorprende esa obsesión de quienes abogan por su retirada, lo que contrasta con
la actitud de otros países como Rusia, donde se respetan las tumbas de quienes
lucharon contra ellos o, como Italia, donde en un mismo espacio, conviven los
recuerdos a los fallecidos de ideologías enfrentadas.
Quizás esas polémicas hayan influido para
que las noticias fiables sobre ese mausoleo y la identidad de los que allí reposan,
cuyo número tampoco hemos podido establecer con seguridad.
Suele afirmarse que son 66 los
militares, fallecidos en Mallorca, los que allí están enterrados, pero los
datos oficiales del propio cementerio (que no quiere decir que sean correctos) fijan
el número de inhumaciones realizadas, entre 1937 y 1940, en 17 a las que hay
que añadir otro enterramiento efectuado en 1962.
Pero, en un estudio realizado por profesores universitarios sobre los militares italianos enterrados en Zaragoza, que cifran en 2.889, aluden los que permanecen sepultados en otros lugares. Concretamente aluden a 36 en Palma de Mallorca y, además, de los que yacen en Mahón (a los que ya hicimos mención), mencionan a 4 enterrados en Ciudadela y 50 en “otros cementerios”. No hemos encontrado datos de estos últimos ni de los de Ciudadela.
Comoquiera que el único aviador que sabemos
con certeza que fue enterrado allí, en él vamos a rendir homenaje a todos sus compañeros.
Se trata del joven piloto Luigi Nerieri, alias “Arturo Rizzi”, que había nacido
en San Giovani in Persiceto el 1 de febrero de 1912. Nada más cumplir los 19
años se alistó en la Regia Aeronautica. Tras superar los cursos
correspondientes y desempeñar diversos destinos, en junio de 1935 fue ascendido
a Sargento Mayor piloto. Pidió, sin lograrlo, ir destinado al África Oriental.
Por fin, accediendo a su deseo de combatir fue destinado a la Fuerza Aérea
Legionaria enviada a España y, en concreto, a la 251ª escuadrilla del grupo “Falchi
delle Baleari” (Halcones de las Baleares), con base en Palma.
El 22 de diciembre de 1936, pilotando un bombardero Savoia-Marchetti SM81 Pipistrello, en el transcurso de una misión sobre el puerto de Mahón, fue alcanzado por una de las baterías antiaéreas de la fortaleza de La Mola. Fue un caso de mala suerte, dado que el proyectil entró por la parte inferior de la cabina, atravesando limpiamente el cuerpo de Luigi, saliendo al exterior sin ocasionar otros daños.
Por ser el primer militar italiano caído
en combate, su entierro revistió especial solemnidad, siendo conducido el
cadáver en un armón de artillería, escoltado por militares españoles e
italianos, así como numerosos sacerdotes, que se ven en la imagen.
Fue condecorado, a título póstumo con
la Medalla de Oro al Valor Militar, la más alta condecoración italiana,
equivalente a nuestra Laureada, por un Real Decreto de 23 de julio de 1937, en
el que se afirmaba que “Voluntario en una misión de guerra, luchó por un ideal
supremo”, encontrando una muerte gloriosa en el cielo de España. En su patria,
sigue siendo considerado un héroe.
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