El 8 de agosto de 1492
llegaron a Borja los reyes D. Fernando y Dª. Isabel que, posteriormente, serían
conocidos como los Reyes Católicos. Permanecieron en nuestra ciudad hasta el
día 16 de agosto y aquí asistieron a la Junta de la Santa Hermandad de Aragón,
celebrada en la colegiata de Santa María. Este es el acontecimiento que vamos a
conmemorar el próximo 26 de agosto. De aquí partieron en dirección a Barcelona,
a donde llegaron el 18 de octubre. Allí se produjo el intento de magnicidio, el
día 5 de diciembre, protagonizado por Juan de Cañamero que, tras herir
gravemente al monarca, fue reducido por el borjano Pedro Lázaro Pérez Albero,
hecho que también será recordado.
El 8 de agosto de 1915
nació en Borja D. Antonio Suñén Tejero.
Cuando se encontraba cursando la carrera de Veterinaria en la universidad de
Zaragoza, se desencadenó la Guerra Civil, teniendo que incorporarse a filas
como cabo del regimiento de Infantería Gerona nº 18. El 5 de diciembre de 1937,
en atención a su condición de estudiante de Veterinaria, fue asimilado a
Brigada y destinado al Grupo de Veterinaria Militar del V Cuerpo de Ejército.
Al término de la contienda finalizó la carrera y tras graduarse como
Licenciado, ejerció la profesión en Vera de Moncayo, Zaragoza, Ambel y
Magallón, hasta que fue nombrado Veterinario Titular de Borja. Cuando se creó
el Centro de Estudios Borjanos, en 1968, fue designado Consejero de Número del
mismo y Jefe de la Sección de Estudios Agropecuarios. Desde ese puesto colaboró
activamente en la organización de un importante ciclo de conferencia, celebrado
en 1972, en el que se analizaron los recursos económicos de la comarca.
Falleció en nuestra ciudad el 13 de junio de 1978.
El 8 de agosto de 1936
fue asesinado en Madrid el P. Jesús
Ballesta Tejero S. J. Había nacido en el monasterio de Veruela el 1 de
enero de 1903, aunque siempre se consideró de Borja, de donde eran naturales
sus padres Manuel y Francisca, así como toda su familia. Era el menor de los
seis hijos de este matrimonio ejemplar que tenía a su cargo la hospedería del
monasterio en el que se desarrollaron los primeros años del P. Ballesta. Cursó
los primeros estudios en la Escuela Apostólica que allí tenían los jesuitas y,
al sentir la llamada de Dios, a los 13 años fue enviado a la Escuela Apostólica
de Roquetas (Tarragona), ingresando al cumplir los 15 años en el noviciado de
Gandía. Entre 1920 y 1923 realizó el juniorado y los estudios humanísticos en
Veruela, pasando después a Sarriá para llevar a cabo los de Filosofía. Tras
unos años en el colegio del Salvador de Zaragoza, volvió a Sarriá para efectuar
los cursos de Teología, donde le sorprendió el decreto de expulsión de la
Compañía de Jesús, tras la proclamación de la II República. Enviado a Aalbeck
bei Hulsberg (Holanda), el 27 de agosto de 1932 fue ordenado sacerdote y
posteriormente completó su formación en Bélgica y Alemania. En el verano de
1934 fue destinado a una obra social que, bajo el nombre de “Cultura y Acción”
tenían los jesuitas en Madrid, funcionando como asociación civil. De camino
hacia la capital de España tuvo la oportunidad de celebrar una misa ante al
altar de la Virgen de la Peana, Patrona de Borja. Durante los meses siguientes,
su labor se centró en la puesta en marcha de un sindicato católico y en la
publicación de artículos en la revista Adelante, de la Juventud Sindicalista,
que firmaba con el seudónimo “J. Borja”. La actividad desarrollada durante
aquellos meses ha sido destacada en trabajos recientes, poniendo de manifiesto
su compromiso con el mundo del trabajo y con una manera de entender su acción
apostólica de una forma mucho más próxima a nuestra mentalidad actual. En mayo
de 1935, con ocasión de una nueva visita a Borja para atender a sus padres,
predicó durante la fiesta de la Virgen de la Peana, causando un gran impacto
tanto en Santa María como en la Casa del Congregante en la que se reunió con
los jóvenes de la Congregación Mariana. La guerra le sorprendió en Madrid,
residiendo con otros jesuitas en un piso de la calle Bárbara de Braganza. Fue
detenido el 8 de agosto de 1936 y conducido a la checa Linneo, donde tras ser
torturado fue asesinado en la noche de ese mismo día en la pradera de San
Isidro. El 16 de diciembre de 1942 fue incoado su proceso de beatificación en
la diócesis de Madrid-Alcalá. Concluido el 4 de febrero de 1943, fue remitido a
Roma donde aún está pendiente de resolución junto al de otros jesuitas,
víctimas de la Guerra Civil.
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