A la entrada de El Buste se alza un singular monumento que da la bienvenida a la población. Sobre dos grandes rocas se ha colocado una gigantesca bicicleta y delante un peculiar banco de rocas flanqueado por dos maceteros, con otros dos en la parte posterior.
La
bicicleta sorprende a los que llegan, tanto desde Tarazona como desde Borja,
aunque les gustaría conocer más detalles sobre el monumento (que no es el único
de El Buste), como el nombre de quien lo concibió e incluso su significado,
aunque podemos destacar que El Buste se ha convertido en lugar de destino
preferente para muchos aficionados a la bicicleta que, además, pueden reponer
sus fuerzas en el bar del Teleclub que está al lado del monumento.
Allí
en sus paredes se encuentran dos placas de cerámica que recuerdan el homenaje
que el 16 de agosto de 2014 le fue tributado a uno de los hijos más ilustre del
municipio: monseñor D. Sotero Sanz Villalba (1919-1976) a quien conocimos y
tratamos.
Tras
cursar sus estudios eclesiásticos en el seminario de Tarazona, se graduó como
Doctor en Derecho Canónico en la Universidad de Comillas. En 1948 ingresó en la
Academia Pontificia Eclesiástica que es la encargada de formar a los
diplomáticos de la Santa Sede.
Durante
muchos años estuvo destinado en la sección española de la Secretaría de Estado,
hasta que el 16 de julio de 1970, el Papa Pablo VI lo nombró Nuncio Apostólico
en Chile, siendo consagrado arzobispo de Emerita
Augusta por el cardenal D. Vicente Enrique y Tarancón en la basílica del
Pilar el 12 de septiembre de ese año, dado que es habitual que los diplomáticos
vaticanos lleven el título de antiguas sedes episcopales desaparecidas; en este
caso el de la ciudad romana de Emerita
Augusta, la actual Mérida, aunque curiosamente existe en la actualidad un
arzobispado con el título de Mérida-Badajoz.
Monseñor
Sanz Villalba falleció en Santiago de Chile en 1976, víctima de una dolencia que
en poco tiempo minó su salud, cuando ya había sido nombrado Delegado Apostólico
en México.
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