Ayer
incorporamos al fondo “García Bacca” una nueva obra de la que no teníamos
noticia con anterioridad y lo sorprendente es que la encontramos en la
biblioteca personal de nuestro Presidente, buscando otros libros.
Con el título El Colegio de México: una hazaña cultural 1940-1962, Clara E. Lida y José Antonio Matesanz trazaron la historia de esa peculiar institución con ocasión de su cincuenta aniversario. En su portada aparece un dibujo del propio Matesanz en el que aparecen reflejadas dos figuras claves en la fundación del Colegio: Alfonso Reyes, su primer presidente y responsable del mismo durante cerca de veinte años y Daniel Cosío Villegas, co-fundador, tesorero, director y también presidente más tarde, así como creador de la prestigiosa editorial Fondo de Cultura Económica.
El
origen de esta institución hay que enmarcarla en el apoyo dispensado por el
Presidente Cárdenas al exilio español, en el que figuraban un buen número de
destacados profesores universitarios e intelectuales. Inicialmente adscritos a
la Casa de España que había sido fundada en 1938 con Alfonso Reyes como
Director, pasaron después a integrarse en El Colegio de México, creado dos años
después.
Alfonso
Reyes se percató de la enorme incidencia que en la vida académica y cultural de
México podían tener ese excepcional grupo de exiliados, vinculados a El Colegio
que se concibió como una institución de formación de posgrados y centro de
investigación, aunque circunscrita al ámbito de las Humanidades y las Ciencias
Sociales.
García
Bacca, cuyo primer destino americano fue Ecuador, donde contrajo matrimonio con
Fanny Palacios Vásconez, llegó pronto a México como profesor de la UNAM y
miembro de la Casa de España y de El Colegio de México desde su fundación, como
docente e investigador de Filosofía y Ciencia.
En
la obra que estamos comentando se le menciona en varias ocasiones.
Concretamente cuando, tras el relevo de Cárdenas por el Presidente Ávila
Camacho se redujo considerablemente la asignación económica del Colegio, que se
vio obligado a prescindir de varios de sus miembros, pero no de García Bacca al
que con otros profesores se les planteó la situación económica, proponiéndoles “una
rebaja de sus asignaciones, proporcionada a los ingresos que tengan en
instituciones ajenas al Colegio".
En
1946, García Bacca era profesor a tiempo completo y así continuó hasta su
traslado a Venezuela, donde desarrolló la mayor parte de su actividad
intelectual. Pero su paso por México fue muy fecundo y así lo reconoce el
libro, recordando además que fue El Colegio de México quien editó los dos
volúmenes de su obra Los presocráticos, en la colección “Textos Clásicos de
Filosofía”, entre 1943 y 1944.
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