Aunque
los artistas de todos los tiempos representaron de muy diversas formas la
imagen de Jesucristo, tanto en el momento cumbre de su Pasión y muerte, como en
los diferentes episodios de su vida pública, ha sido una preocupación constante
de los cristianos intentar aproximarse a la que pudo ser su auténtico rostro,
algo imposible de conocer aunque, en el siglo XIX se difundió un “verdadero
retrato” reconstruido a partir de la descripción que un supuesto Gobernador de
Judea había incluido en una carta dirigida al Senado Romano.
Es evidente que esa carta es apócrifa, dado que del autor Publius Lentulus, al que se ha querido presentar como antecesor de Pilato en Judea, no se tienen noticias históricas fehacientes y, por otra parte, la “carta” incurre en anacronismos en cuanto a su contenido e incorrecciones en la forma de redactarlas.
Se
supone que fue obra de un autor anónimo de comienzos del siglo XIV y pronto
alcanzó amplia difusión (en la Biblioteca Nacional existen dos versiones en
sendos manuscritos), especialmente tras haber sido transcrita en el prólogo de
la Vita Christi que el cartujo Ludolfo de Sajonia, compuso a mediados del
siglo XIV.
La
carta, traducida al español, aparece en la litografía que se conserva en el
archivo del Centro de Estudios Borjanos, editada en Francia por Casse frères,
de Saint Gaudens, siendo su autor Antoine Bes, como se menciona en la parte
inferior de la litografía.
Sabemos
que Antoine Bes había nacido el 31 de marzo de 1807 y era yerno de Jean
François Dubreuil, con quien estuvo asociado en su empresa editora, de la que
salieron numerosos retratos de diversas personalidades francesas y estampas
religiosas. Si, como parece razonable, su “verdadero retrato” de Cristo fue
editado en su propia empresa, el del Centro de Estudios Borjanos correspondería
a una edición posterior, porque el “retrato” tuvo amplia difusión.
En
la Biblioteca Nacional de España se conserva otra versión, prácticamente
inédita, aunque impresa en Madrid por J. Donon, en la que no se menciona al
verdadero autor. Otra pequeña diferencia es la del nombre del autor de la carta
que aquí aparece como “Publio Lentulo”, mientras que en el nuestro figura como “Publio
Lentelo”.
Junto
con el retrato de Jesucristo se conserva en nuestro archivo este otro de la
Virgen María, realizado por el mismo Antoine Bes y editado también por Casse frères.
En este caso, como autoridad que acredite la “exactitud” de la representación
al evangelista San Lucas, del que la tradición afirma que fue pintor y que fue
el autor de un retrato de la Virgen, un tema que ha servido de inspiración a
otros muchos autores.
Estos
dos “verdaderos” retratos que conservamos no dejan de ser la expresión del
deseo de los fieles, un tanto crédulos, por intentar conocer el rostro de
Cristo y de su Madre. Distinto es el caso de los estudios realizados “científicamente”
a partir de la Sábana Santa que, de ser una reliquia auténtica, permitiría
reconstruir la faz de quien fue amortajado con ella.
A
partir de ella, éste sería el rostro de la persona a la que correspondería la
reliquia que, para los que defienden esa hipótesis, fue el propio Jesucristo.
Distinto es el caso de otros “estudios” en los que se ha tomado en
consideración el aspecto más común entre los varones judíos de aquella época.
Fruto
de esas interpretaciones fue el modelo que Richard Neave presentó, en 2001, en
un documental de la BBC como la verdadera imagen de Cristo que, lógicamente,
fue objeto de rechazo por parte de todos los creyentes para quienes un Dios
hecho hombre era imposible que asumiera ese aspecto tan alejado de las
representaciones habituales.
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