lunes, 12 de julio de 2021

Referencias a Borja en “Heraldo de Aragón”

 

         Ayer, el reportaje de la serie “Aragón es extraordinario” que escribe Pablo Ferrer en Heraldo de Aragón, estuvo dedicado a Grisel y los protagonistas fueron Jon Arcodagoitia que ha hecho del Txoko de Jon, un restaurante o sidrería de referencia en toda nuestra zona; el otro era Luis Zueco, el escritor borjano que regenta ese hotel con encanto que albergan los viejos muros del castillo de Grisel.

         El autor del artículo destacaba que estas dos personas que han contribuido al desarrollo de Grisel no han nacido en esa localidad y esa es una cuestión interesante dado que, como piensan muchos, la revitalización de la llamada “España vaciada” puede pasar por la llegada de jóvenes emprendedores que, con imaginación, pongan en marcha iniciativas que, aunque no sean capaces de atraer grandes flujos de población, sirvan al menos para garantizar la supervivencia del medio rural.

         El reportaje nos ha servido además para conocer detalles que ignorábamos. Relata Luis Zueco que, siendo niño, acudía los fines de semana a seguir las obras de restauración del castillo que había emprendido su tío Manuel Giménez y allí le enseñó a jugar al ajedrez. Un maestro en este deporte que nos había pasado desapercibido.


         El viernes, en la edición digital de Heraldo de Aragón vimos un reportaje sobre la tintorería Ramis de Borja. Lo de “vimos” es un decir, porque no pudimos leerlo ya que era uno de esos artículos reservados para suscriptores. Nosotros lo somos de la edición en papel y pensamos que lo reproducirían en ella, pero no ha sido así. Tampoco sabemos si los suscriptores del periódico podemos acceder a esos artículos “reservados” y la forma de hacerlo. El caso es que sólo pudimos capturar la imagen para que sirva de reclamo para los que puedan leerlo, si les había pasado desapercibido.

         Pero, al hilo de lo ocurrido, queremos comentar que las ediciones digitales de todos los medios de comunicación se habían convertido en un socorrido medio para conocer la actualidad diaria. Sin embargo, ante la espectacular caída de ventas de la prensa impresa, tomaron la decisión de restringir el acceso en Internet a quienes abonaran la cantidad fijada en cada caso. A la vista de lo ocurrido, nos atrevemos a pensar que si habían esperado que ese sistema garantizase su supervivencia o un aceptable nivel de ingresos, habrán visto defraudadas sus expectativas, pues mucho nos tememos que el número de suscripciones no haya sido demasiado elevado. Cabe preguntarse, por lo tanto, qué va a pasar con la prensa escrita. La situación por la que atraviesan algunos diarios, antaño emblemáticos, hace temer lo peor, sin que podamos aventurar cuál será el futuro de la información y los medios a través de los cuales llegará a satisfacer las demandas de una población que, si desaparecieran, quedaría a merced de las noticias sin contrastar que circulan por las redes sociales. También es cierto que los mismos riesgos encuentran algunos en la información que ofrecen aquellos medios plegados a los intereses de los políticos de turno.



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