sábado, 17 de julio de 2021

El estado de la Casa de Aguilar en 1998

         Cuando recientemente hicimos alusión al estado en el que se encontraba la Casa de Aguilar cuando fue adquirida por la Diputación Provincial, hubo quien nos acusó de faltar a la verdad ya que, en su opinión, el edificio distaba mucho de encontrarse gravemente amenazado como habíamos señalado.

         Es cierto que el anterior propietario había efectuado obras de reforma que mejoraron el aspecto exterior de la Casa, que seguía siendo uno de los motivos más habituales entre las postales dedicadas a nuestra ciudad.

         Pero, en muchas ocasiones, el aspecto exterior de un enfermo puede engañar hasta los propios médicos que, solamente al intervenir, descubren la realidad de su estado. Eso es lo que les ocurrió a los técnicos de la Diputación que tuvieron que adecuar el edificio para sede de nuestro Centro.



         En el futuro de un edificio intervienen fundamentalmente el estado de sus cubiertas y el de los muros maestros y elementos portantes, sin olvidar la estabilidad de sus cimientos.

         En el caso que nos ocupa, sabíamos que muchos de los problemas se derivaban de la existencia de unas bodegas cegadas cuya ubicación se desconocía. De ahí, que antes de que se iniciaran las obras, el propio Centro acometió a sus expensas la búsqueda y el desescombro de las mismas, ante el temor de que se evitar acometer esta cuestión, como ha ocurrido por ejemplo en una de las alas de la Casa de las Conchas, donde también hubo bodegas que se cegaron con escombros en el siglo XX.



         Pudimos encontrarlas, descubriendo que se encontraban parcialmente rellenas con escombros depositados allí en el transcurso del tiempo y anegadas por el agua, lo que comprometía gravemente la estabilidad del edificio, dándose la circunstancia que el suelo de la estancia que hoy ocupa el almacén de libros y en la que se habían instalado en el pasado unas jaulas de conejos, estaba constituido por una plancha de hormigón, sin forjado, dispuesta sobre el escombro, de manera que la retirarlo se derrumbó sobre los obreros que trabajaban abajo, sin que afortunadamente se produjeran víctimas.




         Otra cosa que descubrieron los técnicos es que buena parte de la carga del edificio recaía en ese gran pilar que existe en el patio cuya base penetra hasta la bodega y que se encontraba prácticamente en el aire, por lo que hubo que reforzarlo una vez desescombrada la bodega.


         Como puede apreciarse en esta imagen en la que se ve la luz a través de los vanos de la arquería superior, hubo que cambiar toda la cubierta, dado el pésimo estado en que se encontraba, tanto en la parte correspondiente a los antiguos salones como en lo que eran graneros y dependencias de servicio.



         En la primera la cubierta se resolvió con tableros de madera manteniendo, cuando fue posible, las antiguas vigas convenientemente tratadas aunque otras hubo que reemplazarlas por otras nuevas (a la derecha de la fotografía).


         En los graneros y pajares, hoy utilizados como almacén, el estado de los rollizos de madera era tan deplorable que se optó por una cubierta de vigas de hormigón.



         Pero veamos el estado de otras partes de la Casa. En concreto, estas fotografías corresponden a la escalera principal que hubo que rehacerla por completo y dotar a la cúpula de la linterna original reemplazada por un vano cuadrado del que pendía una cadena que había sostenido un farol que fue retirado antes de la venta.


         Del rellano en el que desembarcaba la escalera principal partía otra más pequeña que daba acceso a las dependencias superiores y a una vivienda que se había creado cortando la altura del salón principal.



         Porque, como puede verse aquí, lo que hoy es el Salón de Actos, estaba cortado por un forjado de maderos y en sus paredes existían falsos vanos, con la particularidad de que aquí como en otros lugares de la casa, existían grandes huecos tabicados que fue preciso macizar.




         Algo parecido sucedió con la actual Sala de Investigadores que era la vivienda principal, en donde tras ser retirados los muros de rasilla que la compartimentaban fue necesario acometer una reestructuración de sus vanos, reforzar las paredes y, sobre todo, de los forjados sobre los que, en esta zona y en otra de la casa, se dispusieron otros a los que van atornillados los maderos antiguos que hubo que limpiar de la cal que los recubrían.



         En la última planta, la arquería estaba abierta dando a una zona que no se usaba, aunque se había intentado compartimentarla para convertirla en vivienda que no llegó a terminarse. Ahí es donde se tuvo que actuar para reemplazar las cubiertas y adaptarla finalmente para oficinas.




         Se ha comentado también el estado del alero y lo que se había hecho en él. Lo que posiblemente se ignora es que el alero lateral había sido cortado en época indeterminada y, en la restauración, se le volvió a dar el vuelo original, igual que en el de la fachada principal. Esta zona, que no fue objeto de un tratamiento especial es la es objeto de una vigilancia periódica, dado que el estado de conservación del alero dista mucho de ser el más adecuado por lo que, en algún momento, será preciso consolidarlo.

         Los comentarios que hemos ofrecido han sido ilustrados con las fotografías que teníamos en nuestro archivo pero, en el servicio de edificios provinciales existen otras mucho más ilustrativas del estado de la Casa cuando se hicieron cargo de ella sus técnicos y las patologías que encontraron en el edificio, aunque las que hemos mostrado nos sirven de aproximación a la realidad, al margen de las apreciaciones personales que cada uno podamos hacer sin un conocimiento profundo de la cuestión.













 

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