En el número XXXI de la revista Aragón en la Edad Media, de la Universidad de Zaragoza, aparece un artículo de Carmen Rosario Torrejón que lleva por título “La reina María de Castilla y el patronazgo espiritual en Aragón bajo las directrices de la Observancia”, en el que, a pesar de tener como motivo principal el compromiso de la reina con la Reforma Observante, aporta datos sobre Magallón y Borja que nosotros no conocíamos.
La
reina Dª. María, esposa de Alfonso V, había recibido como dote la villa de
Magallón y la ciudad de Borja (el título había sido otorgado por su esposo).
Aquí residió durante algún tiempo, lo que sin duda influyó para que participara
en algunas de las obras que, por entonces, se emprendieron. Concretamente en la
iglesia parroquial de Magallón.
No
se trataba de la actual iglesia de San Lorenzo, edificada en la segunda mitad
del siglo XVI y bendecida en 1609, sino la que existió con anterioridad, de la
que se conserva el ábside.
Según
la documentación conservada en el archivo de la Real Chancillería, la reina
quiso colaborar en las obras, ante la falta de piedra que para su conclusión se
necesitaba, como le habían manifestado “Enyego de Lobera, vecino de Tarazona e
de Maestre Martin de la Ram habitant en nuestra villa de Magallón”. No sabemos si
eran los responsables de los trabajos, dado que más adelante menciona a “Mahir
de la Rabita, judío”, pero lo importante es que nos permite situar
cronológicamente la edificación de ese templo.
Otro
dato interesante es que se menciona al “maestro que faze la obra del aljub de
nuestro Castillo de Borja”. De la existencia de ese aljibe de piedra ya
teníamos noticia a través de los datos aportados por el Prof. Motis Dolader
sobre la judería borjana que, como es sabido, estaba ubicada en el interior del
castillo. De ahí el interés que tendría la realización de excavaciones en el
Cinto, en busca de ese aljibe (que se tiene que conservar casi intacto) y de otros
restos arqueológicos de interés.
En
el artículo se habla de las demoras ocasionadas en la construcción, tanto por
la falta de piedra como por los robos que de las mismas se efectuaron, lo que
parece llamativo, sobre todo teniendo en cuenta que la parte superior del
ábside es de ladrillo, al igual que su cubierta. Se menciona el año 1459 como
el de la conclusión de los trabajos que la reina no pudo ver ultimados, dado
que había fallecido el año anterior.
Consideramos
del mayor interés estas aportaciones sobre un templo medieval que no ha sido
suficientemente estudiado, a diferencia de la iglesia posterior, de planta de
salón, a la que dedicó un amplio capítulo el Prof. Pano Gracia en el inventario
del Patrimonio Artístico Religioso de Magallón que publicó nuestro Centro en
2002.
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