viernes, 26 de noviembre de 2021

Castillo de Covarrubias

         Aunque en la serie de postales que estamos siguiendo se le denomina “castillo”, con más propiedad debería ser considerada “torre” y no una torre cualquiera ya que es el único monumento militar de época prerrománica existente en España y además es el símbolo por excelencia de Castilla ya que fue representado en las armas del conde Fernán González, el fundador del reino.


         Fue el propio Fernán González quien mandó construir la torre en 942, sobre los cimientos de un antiguo torreón romano. Era un edificio exento junto al que, en el siglo XII, se construyó el palacio del Infantado de Covarrubias.


         En el siglo XIV el palacio fue ampliado y para facilitar el acceso a la torre, situado en alto como era habitual, se le dotó de una rampa (ahora hay una escalera que se le adosó en 1971 tras retirar la rampa). También fue en el siglo XIV cuando se le dotó de los matacanes que aún subsisten.


         Pero los Reyes Católicos mandaron “desmocharla” como todas las fortalezas de sus reinos. Tras destruir las almenas en la parte superior, la torre fue dotada de la cubierta a cuatro aguas que se ve en la imagen.


         En el siglo XVII quedó completamente destruido por un incendio el palacio del Infantado del que sólo se salvo la cerca que lo rodeaba y, por supuesto, la torre que no sufrió daños, dada su sólida construcción.


         La torre también es llamada “de Dª. Urraca” por la leyenda que hace referencia a una joven de ese nombre que renunció a casarse con un príncipe leonés por estar enamorada de un pastor, por lo que su padre ordenó encerrarla en una lóbrega mazmorra. Algunos afirman que el padre era Fernán González, pero hay más candidatos para esta leyenda que carece de fundamento.



         La torre es uno de los monumentos más destacados de la bellísima localidad burgalesa de Covarrubias que logró uno de los primeros premios Europa Nostra otorgados a España, por la restauración integral de todo el casco urbano.




         Aunque es de propiedad particular, se puede visitar su interior, recorriendo las cuatro plantas del monumento.








 

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