miércoles, 24 de noviembre de 2021

Castillo de Canena

         Ayer hacíamos referencia al castillo de Chinchón, asociado a una conocida marca de anís, y hoy vamos a comentar el castillo de Canena (Jaén) que da nombre a una de las más importantes marcas de aceite a nivel mundial. Sin embargo, son dos casos muy diferentes, dado que la importancia arquitectónica del castillo de Canena es muy superior y su estado de conservación es extraordinario.



         El castillo, tal como lo conocemos, fue mandado construir por Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, quien encomendó las obras a uno de los grandes arquitectos del renacimiento español, Andrés de Vandelvira, el mismo que construyó la catedral de Jaén.




         El castillo, concebido como una gran residencia palaciega, se articula en torno a un precioso patio central, de doble arquería que presenta características diferentes en cada una de las plantas.


         Aunque primó su fin residencial, no por ello carecía de medios defensivos, como el foso que lo rodeaba y el puente levadizo que daba acceso a la bella porta con las armas de Francisco de los Cobos entre tenantes. El foso fue colmatado, aunque actualmente ha sido recuperado en la fachada principal, en la que remeda el antiguo puente levadizo.



         El castillo perteneció a los marqueses de Camarasa hasta que, en 1946, el XVI titular del marquesado D. Ignacio Fernández de Henestrosa y Gayoso de los Cobos lo vendió a D. Luis Delgado. Según las informaciones que hemos podido recabar, el propósito del nuevo propietario era demolerlo y aprovechar su piedra para construir un colegio en la cercana localidad de Úbeda. No pudo consumar su propósito, ante la providencial intervención de una joven estudiante María Josefa Ortega Granada, que dio la voz de alarma ante semejante dislate y tuvo que venderlo a George Kay Wright, un ciudadano británico que lo usó como residencia estival. En 1985, lo adquirió D. Luis Vañó quien puso en marcha la empresa oleícola que lleva el nombre del castillo y que, en la actualidad, gestionan sus hijos Rosa y Francisco, habiéndola convertido en un modelo de producción de alta calidad y sostenibilidad, al mismo tiempo que mantienen en perfectas condiciones el castillo, símbolo de esa empresa.





 

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