El castillo de Grisel estuvo completamente rodeado de edificaciones que lo ocultaban a la vista desde la calle, de manera que no aparecía en algunas obras dedicadas a los castillos aragoneses. Poco a poco, fueron desapareciendo esas casas, transformando por completo su aspecto exterior.
Quedaban todavía algunas. Concretamente
la que aparece señalada con una flecha azul en la foto anterior y con una roja
en ésta. Por su ubicación, adosada a la puerta del recinto y en el acceso a la
plaza que separa la iglesia parroquial del castillo, constituía un obstáculo.
Ante el estado de ruina y abandono en
el que se encontraba, el Ayuntamiento de Grisel decidió acertadamente proceder
a su derribo, que se ha llevado a cabo recientemente.
A pesar de queda por acondicionar el
solar resultante, el cambio operado no puede ser más espectacular, tanto por lo
que afecta al castillo como a la plaza contigua. La fortaleza, convertida en establecimiento
hotelero, tras su restauración por D. Manuel Giménez Aperte, se ha convertido
en un importante destino turístico, al mismo tiempo que, paulatinamente, recobraba
todo su antiguo esplendor.
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