Llegamos al último de los pasos que integran la procesión del Jueves Santo de Borja, el de la Crucifixión del Señor correspondiente al quinto Misterio Doloroso del Santo Rosario, en el que se contempla el momento culminante de la Redención, la muerte en la Cruz de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, hecho hombre, para dar cumplimiento a la voluntad del Padre libremente asumida.
Corresponde al Dr. D.
Alberto Aguilera Hernández el mérito de haber identificado esta imagen con la
del conocido, antes de la creación de la procesión, con el llamado “Cristo de
los Misereres”.
En 1505, ya está
documentada la obligación de cantar los miembros del capítulo de la colegial el
Miserere los seis domingos de Cuaresma.
Se trata de uno de los más bellos cantos litúrgicos, inspirado en el salmo 51,
que hace referencia al sentimiento de dolor del rey David, reconvenido por el
profeta Natán, tras su grave pecado por haber propiciado la muerte del general
Urías para arrebatarle a su esposa. Ha inspirado a grandes compositores, como
Allegri o Mozart, aunque ya se interpretaba en la colegiata de Santa María,
antes de que se difundieran las obras de esos autores.
En 1636, se cantaba en
el altar mayo, antes de maitines, pero ello no excluye que el Cristo tomara
parte en una procesión claustral. Es muy interesante el dato que se refleja en
un inventario de comienzos del siglo XVIII (anterior a 1709), en el que se
menciona a “un Santo Christo con su pedrestal y dosel y cortina que está en la
sala capitular y sirve para los missereres en los Domingos de Quaresma y se
llevan en andas en la procesión del Jueves Santo”. No cabe duda, por lo tanto,
que se trata de la misma imagen, la de los Misereres y la del Jueves Santo que,
como hemos visto, presidía la sala capitular que estaba donde ahora se
encuentra la capilla de la Virgen de la Peana que, en el siglo XIX, se agrandó
incorporando la sala capitular que fue trasladada a la antigua capilla de los
Mártires.
Lo que
no sabemos es quién llevaba el paso en la procesión. Desde la creación de la
Acción Católica fueron sus miembros quienes asumieron esta tarea, hasta su
desaparición. Anteriormente, es muy posible que fueran miembros del cabildo los
que lo portaran, tratándose de una imagen de su propiedad y tan relacionada con
el capítulo.
En la
actualidad este Santo Cristo se venera durante el resto del año en la cripta de
la colegiata, en uno de los espacios donde antes se encontraban las tumbas.
Lamentamos no disponer de fotos de mayor calidad.
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