Ayer nos llegó la noticia del fallecimiento en Madrid de D. Rafael de Ojeda Nogués que había nacido en Borja el 6 de octubre de 1926, por lo que este año hubiera cumplido los 95 años.
En
1945, ingresó en la Escuela Naval de Marín como Aspirante del Cuerpo General de
la Armada. Esta fotografía suya, realizada en aquellos momentos, era la que
ilustraba la galería de personajes borjanos que publicó Francisco Domínguez
Pablo, cuando ya era Capitán de Navío, empleo que había alcanzado a una edad
inusualmente temprana.
Porque
D. Rafael de Ojeda fue un brillante oficial de la Armada que, tras desempeñar
diversos destinos a flote, pasó a realizar el curso de Estudios Superiores en
el Real Observatorio de Marina de San Fernando. La formación adquirida en ese
curso que, en lenguaje coloquial, es conocido como “curso de sabios” le decantó
a cursar la carrera de Ingeniero Naval en una universidad británica.
Al
término de sus estudios pasó a integrarse en el Cuerpo de Ingenieros Navales de
la Armada, siendo destinado al Arsenal de la Carraca donde permaneció cuatro
años en contacto con los problemas que plantea una factoría como la que la E.
N. Bazán tenía allí.
Pasó
después a la Dirección de Construcciones Navales de la Jefatura de Apoyo
Logístico en Madrid, interviniendo en la elaboración de los proyectos de
diferentes buques. Poco después, cursó un máster sobre Informática de Gestión
en la American University.
Su
prestigio profesional fue determinante a la hora de ser designado para dirigir
en Hamburgo el proyecto de construcción de la llamada “fragata de los años 90”
en el participaban varios países europeos. Desde allí pasó destinado a
Washington, como jefe de la oficina de supervisión del programa de colaboración
entre la Armada Española y la US Navy que se había materializado en la
transferencia de varios buques.
Pasó a
la reserva con el empleo de Capitán de Navío Ingeniero, tras haber ocupado
durante muchos años el número 1 del correspondiente escalafón. Atrás dejó una
ejecutoria en la que, junto a su preparación técnica y profesional, brilló
siempre su rectitud y su conducta intachable al servicio de España y de la
Armada.
Al comunicar
el fallecimiento de este ilustre borjano, queremos hacer llegar a toda su
dilatada familia, entre la que se encuentran sus sobrinos residentes en Borja,
el testimonio de nuestro afecto en estos momentos siempre difíciles para los
que han tenido el privilegio de compartir de un hombre de bien que, además, fue
un ferviente católico.
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