Tras los estandartes de las doce Tribus de Israel desfila el paso del Descendimiento, portado por la cofradía de San Antón. A él hicimos referencia ya al hablar de la desaparecida ceremonia del Descendimiento a la que recuerda, por lo que hoy nos centraremos en dos personajes simbólicos que le siguen.
Se
trata de la Paz y la Justicia, representadas habitualmente por dos jóvenes que
visten túnicas blancas con bandas rojas terciadas sobre el pecho y tocadas con
corona real cerrada. La Paz porta una palma, mientras la Justicia lleva una
espada, en realidad un sable militar. Sostienen en las manos un lienzo negro en
el que aparece la inscripción “Justitia et Pax osculatae sunt. Psal. 84”.
No
siempre son mujeres quienes las representan pues, en ocasiones, han sido hombre
y mujer o incluso dos hombres. Aunque la posición del lienzo o banda roja debe
ser la que aparece en la primera fotografía, no siempre se cumple. En cuanto a
la simbología, la palma va asociada a la Paz mientras que la Justicia suele
representarse con una balanza en una mano y una espada en la otra. Aquí sólo puede
llevar la espada, dado que con la otra mano sostiene el lienzo con la
inscripción.
Veamos
ahora que significa lo que aparece en el lienzo, escrito en latín: “J(I)ustitia
et Pax osculatae sunt” que traducido quiere decir: “La Justicia y la Paz se
besan”. Se trata de un versículo del salmo 85 que es una hermosa oración para la
restauración total. En la cartela se menciona el salmo 84 porque en la distribución
numérica de todos ellos se fraccionaron algunos para que el total coincidiera con
el número simbólico de 150. Por lo tanto, 84 y 85 hacen referencia al mismo
salmo.
Comienza
con el versículo siguiente que es un canto de ilusión tras el perdón del Señor
a las culpas de su pueblo que, en definitiva, es fruto de la acción redentora de
Cristo a través de su Pasión:
“Señor,
has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob, has perdonado
la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados, has reprimido tu
cólera, has frenado el incendio de
tu ira”.
Más
adelante (11) afirma: “La misericordia y la fidelidad se encuentran, la
justicia y la paz se besan”, para terminar diciendo: “la justicia marchará ante
él y sus pasos señalarán el camino”.
Este
profundo simbolismo ha sido el que ha propiciado que sigan desfilando delante
de la imagen yacente de Cristo e, incluso, que pudieran eludir la prohibición
decretada en 1769 por el Vicario General de la Diócesis D. Froilán Calixto
Cabañas para que en el Entierro de Cristo participaran mujeres disfrazadas de “Marías,
Verónicas y Magdalenas” como hasta entonces venía ocurriendo. En cualquier
caso, la presencia de la Paz y la Justicia la tenemos documentada desde la restauración
del Entierro de Cristo en 1831, encargándose entonces del grupo la cofradía de
San Crispín.
De ahí
que, cuando hace no demasiados años se introdujeron dos figuras femeninas
mostramos nuestra opinión contraria a un hecho que venía a quebrar lo dispuesto
hacía más de 200 años. La primera portaba una cántara de barro, aludiendo a la
samaritana. Vino después otra con una jofaina que probablemente representa a
María Magdalena que ya está presente en el cortejo por medio del paso que fue
construido tras la prohibición citada.
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