Recuerdo de un acontecimiento importante

 

         Acabamos de conseguir una pequeña estampa, aparentemente insignificante, pero que tiene un significado sumamente interesante, dado que se trata de la primera que editó la Hermandad de Ntra. Sra. de la Peana en Zaragoza o Colonia Borjana, con ocasión de su constitución y de la bendición del altar que, dedicado a la Patrona de nuestra ciudad se había instalado en la iglesia del Carmen, primera sede canónica de la Hermandad.

         Impulsada por un grupo de entusiasta borjanos que capitaneaba su primer Presidente D. Aurelio Martínez, una de sus primeras iniciativas fue la de realizar un retablo en el que se venerara a nuestra Patrona, el cual pudo instalarse en la iglesia del Carmen merced a la inestimable ayuda del P. Hilarión Sánchez Carracedo que fue una figura decisiva en los primeros años de la Hermandad.

         El retablo fue construido por los hermanos Albareda, autores también de la imagen de la Virgen. Sobre la historia del encargo y realización ya publicamos un artículo en este blog que puede releerse en este enlace.

         Del retablo, más tarde desmontado cuando la Hermandad pasó a la iglesia de San Miguel de los Navarros y definitivamente desaparecido al trasladarse a su sede actual en la iglesia de San Nicolás, ha quedado el escudo de la ciudad que fue colocado en la capilla de la Virgen de la Peana en la colegiata de Santa María.

         Queremos destacar que la estampa conmemora tanto la inauguración del retablo como la constitución de la propia hermandad, en abril de 1950, con tiempo para la celebración de la fiesta de la Virgen el primer domingo de mayo. Al dorso de la misma y bajo el título de “Deprecación” figura una composición que si hubiera sido dotada de partitura bien podría haber sido el himno de la colonia borjana. Como nos ha gustado la reproducimos aquí aunque puede leerse en la foto de la estampa:

 

         Reina y Señora

         de los borjanos,

         los que formamos

         esta Hermandad:

         Muéstranos, Madre,

         cuánto nos amas

         dándonos llamas

         de caridad.

 

         A tu Paena

         Virgen querida,

         tienes prendida

         nuestra ilusión;

         une las almas

         en tu regazo,       

         Con fuerte lazo

         de Religión.

 

         De vuestros pasos

         vamos en pos,

         Santa María

         Madre de Dios.