El
Entierro de Cristo de Borja no puede concebirse sin la presencia de los
alabarderos, una unidad integrada por un corneta, un tambor, dos guías y seis
alabarderos, al mando de un centurión mayor al que acompañan dos “angelicos”.
Es posible que esta unidad o cuerpo sea tan antigua como el propio Entierro de Cristo, pero las primeras referencias explícitas que hemos encontrado corresponden a 1851, cuando el secretario de la cofradía de las Almas, que acababa de encargarse de la organización de la ceremonia propuso “sustituir los ridículos e impropios trajes que llevan el Centurión Mayor y los alabarderos por unos cascos y unas corazas de hoja de lata, para que imiten con más propiedad a los soldados romanos que en aquella época pusieron alrededor del Sepulcro de Ntro. Sr. Jesucristo para que lo guardasen, por haber prometido resucitar al tercer día”.
No
sabemos cómo eran aquellos “ridículos e impropios” trajes ya que las primeras
fotografías son muy posteriores a la fecha en que se adoptaron los que, en gran
medida, han continuado usándose hasta ahora con muy pequeñas modificaciones. Lo
que conviene señalar es que los alabarderos (nombre con el que se les conoce)
representan a los soldados romanos que fueron facilitados por Pilato para
guardar el sepulcro del Señor y evitar que fuera robado su cuerpo.
El
uniforme actual de los alabarderos se compone de vestidura interior de color rosa
que cubre las piernas y lleva mangas largas; túnica verde de mangas cortas,
galonadas en plata; botines de fieltro verde; guantes blancos y capa roja con
galón estrecho dorado.
La
armadura está formada por peto y espaldar plateados. En el peto figura un sol
en relieve; gola y hombreras plateadas; casco con visera calada y cimera
rematada en pica. Portan alabarda plateada pero no escudo.
Los
uniformes del corneta y el tambor se diferencian en que la túnica era
originalmente de color rosa, ahora granate y en lugar de hombreras llevan
charreteras también plateados, siendo el peto liso como también lo es el de los
guías que son los dos alabarderos que encabezan la formación.
El
centurión vestía túnica de color violado con flecos dorados (ahora granate);
guante blanco; manto rojo con galón dorado flanqueado por dos más finos y con
fleco dorado. Atrás las letras SPQR (iniciales del lema de la república
romana).
Su
armadura está integrada por peto y espaldar lisos; casco rematado en cimera
roja, cuya visera lleva un calado más fino que el de los alabarderos; brazal,
codal y manopla; ristre, pero no lleva gola; greba prolongada con rodillera;
escarpe. Como distintivo porta una lanza rematada por una pequeña cruceta en
forma de flecha.
Los “angelicos”
cuyo papel es muy importante en el desarrollo de la ceremonia de sellado del
arca, visten túnica de manga larga con galón y fleco dorado. Su color ha
variado del azul anterior al rosa actual. Botines del mismo color; guantes
blancos; coraza plateada con dos alas, también plateadas, en la parte
posterior; y yelmo con visera en el caso del ángel que porta los sellos y sin
ella en el otro.
Uno de
los ángelicos, el que desempeña el papel principal, lleva en su mano izquierda
una bandeja con un martillo y los sellos de cera que el centurión colocará en
el arca, siguiendo el ritmo marcado por los golpes del bastón que el ángel
lleva en su mano derecha. El otro ángel no sube al tablado y permanece abajo
con el escudo del centurión.
Los
cometidos de los alabarderos son, en primer lugar, acompañar al centurión a
recoger a los angelicos a sus domicilios. Después se disponen en el pórtico de
Santa María rindiendo honores a los pasos e insignias hasta que aparece el arca
a la que escoltan durante el recorrido hasta la plaza de España. En esta última
imagen puede verse que, junto con los alabarderos, también daba escolta al arca
una pareja de la Guardia Civil, con el tricornio.
Una vez en el Campo del
Toro, rinden honores mientras el centurión, al compás del ritmo que marca el
angelico, procede al sellado del arca, antes de regresar a la colegiata donde
será depositada en el presbiterio, antes de retirarse los alabarderos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario